La firma de riesgo, Standard & Poor’s (S&P) aseguró que la falta de continuidad de la política energética demostrada en el Plan de Negocios de Petróleo Mexicanos (Pemex), está mostrando un retroceso, debido a que significa asumir nuevamente riesgos operativos importantes.
A través de un análisis, la firma mencionó que dicho proyecto tiene un mayor enfoque sobre resultados de corto plazo y genera dudas sobre la sostenibilidad de largo plazo.
“La decisión del gobierno de diferir y limitar la participación del sector privado en el sector energético subestima el valor que otros participantes pueden aportar en términos de experiencia, tecnologías de punta, capacidad de gestión y capital financiero para acelerar inversiones”, dijo.
Recordó además que los incentivos bajo el esquema de los Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE) no serán suficientes para capturar todas las ventajas que puede traer la participación del sector privado en el desarrollo de la industria; por lo cual consideró como riesgosa la estrategia del gobierno.
La semana pasada, la agencia crediticia Moody´s Investors Service señaló que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador necesita inyectar un mayor número de capitales en Pemex, para lograr los objetivos de exploración y producción de barriles de petróleo.
“El gobierno de México tendría que aumentar su apoyo financiero a Petróleos Mexicanos (Pemex) significativamente para la compañía petrolera nacional aumentar su inversión de capital a los niveles necesarios”, mencionó Moody's.
Por su parte, la agencia Fitch Ratings manifestó que la contribución fiscal de la empresa petrolera debe reducirse más del 50 por ciento.
"Es decepcionante la falta de detalles que hay sobre cómo la empresa productiva del Estado pretende aumentar la producción de petróleo en 9 por ciento para el próximo año (a 1.9 millones de barriles diarios) y hasta en 35 por ciento en el año 2022", aseveró esta segunda agencia.
Moody's explicó además que Pemex basó su Plan en una serie de supuestos optimistas que dejan poco margen de maniobra.
Por ejemplo, para el negocio de exportación de crudo, el plan asume un precio por barril por encima de 55 dólares para los siguientes diez años, situación que genera situaciones sensible a varios factores externos, incluyendo la desaceleración del crecimiento global, un entorno político impredecible en las principales economías del mundo, y regulaciones ambientales más estrictas.
Cabe mencionar que, el plan descansa en tres pilares que son: un mayor apoyo por parte del gobierno federal, un aumento en las inversiones de capital, y disciplina financiera.
El plan contempla las perspectivas de negocio de Pemex hasta 2030, y reposiciona a la emblemática empresa en el epicentro del sector energético del país.
Por ello, la calificadora estimó que bajo dicho plan la política energética de México se revierte ya que Pemex retoma un rol monopólico en el segmento de exploración y producción, según estima la empresa.
Así, de manera paralela fortalece las actividades de refinación para buscar autosuficiencia energética.
No obstante, la calificadora aseguró que si Pemex logra restaurar la salud de sus principales negocios, los resultados financieros mejorarían gradualmente y la compañía podría reestablecer poco a poco la confianza de los inversionistas.
“Restablecería la confianza que es indispensable para mejorar las condiciones de financiamiento y mantener un buen acceso a los mercados de deuda”, dijo.
Pero si ello no sucede, rápidamente podría comprometer la sostenibilidad de la empresa antes del término de la actual administración.
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