El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se impuso en 2014 a bebidas azucaradas no impactó en el consumo, por lo que este concepto no tiene preocupada a la industria; sin embargo, sí tienen en la mira otras variables económicas, señaló Óscar Silva, socio líder de Global Strategy Group de KPMG en México.
En la presentación del estudio “Tendencias de la industria refresquera en México”, elaborado por la firma, el especialista explicó que ven un escenario complicado para el próximo año, provocado por una economía nacional débil, así como una alta probabilidad de recesión en Estados Unidos, lo cual impactaría en la producción, distribución e incluso el consumo de los refrescos. En tercer lugar, verían una disminución en ventas por el IEPS, pero no de manera alarmante.
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“Como lo estiman todas las industrias en general, vemos afectaciones. Pero el tema de apoyos que da el Gobierno federal a adultos mayores y estudiantes impacta en el consumo inmediato, por lo que esto podría contrarrestar dicho efecto. Si se sigue disminuyendo el gasto público, si la inversión en infraestructura sigue a la baja y se sigue mandando al gasto corriente, se podría intensificar los riesgos en la industria”, mencionó.
Respecto al aumento del IEPS en bebidas azucaradas y tabaco que se estima en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2020, Óscar Silva no previó que se dé un efecto final en el consumo. Incluso, aseguró que los precios de los refrescos, jugos, bebidas energizantes, etc, han incrementado por el impuesto y no porque la industria los eleve.
“La verdad es que la preferencia se ha mantenido. Es difícil adivinar lo que va a pasar, pero creemos que el impacto del IEPS ya pasó la primera vez que se impuso. No habrá efecto en el consumidor, porque los mexicanos prefieren dejar de comprar otros conceptos que su bebida favorita. Bien o mal, los mexicanos la utilizan como una ingesta calórica”.
El estudio de KPMG dio a conocer que las bebidas no calóricas de cola tuvieron un repunte en ventas de 26.10 por ciento en 2018, respecto a lo obtenido el año anterior inmediato. Éste es el aumento más significativo en la industria, derivado de que el consumidor es consciente del impacto que tiene el azúcar en su salud, y, por ende, el adquirir un producto con menor cantidad de ésta, lo satisface psicológicamente al sentir que “se cuida”, por lo que este rubro gana terreno.
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