El Presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó que la cena con empresarios para invitarlos a comprar billetes para la rifa del avión presidencial se haya tratado de una extorsión, mientras el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar, negó que haya habido un “pase de charola”.
“Los empresarios voluntariamente están ayudando, les agradezco mucho”, dijo el mandario en su conferencia mañanera, al reconocer que ya pagan impuestos y con eso contribuyen al presupuesto para atender las demandas de la sociedad mexicana; además, aseguró, decidieron participar de forma voluntaria para resolver el “entuerto” del avión presidencial, pues ni siquiera harán deducibles las aportaciones.
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López Obrador insistió que no hará públicos ni los nombres ni los montos que aporten los empresarios que apoyen su propuesta, porque “no tenemos por qué hacerlo legalmente y queremos también protegerlos”.
Visiblemente molesto, rechazó que se viole la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos por recibir esos recursos, ya que “nosotros no vamos a darle beneficio a nadie fuera de la ley. Aquí no hay preferencias, no hay influyentismo”, dijo el Presidente al rematar que “eso sí calienta”.
Por su parte, Salazar Lomelín rechazó que haya habido un “pase de charola” en la cena que empresarios sostuvieron con López Obrador el miércoles pasado para la rifa del avión presidencial.
“La invitación fue personal, no fueron las organizaciones; ninguna organización fue con la bandera de que ‘yo representó al comercio, a los bancos, a los servicios’, a nadie”, aclaró este viernes en entrevista al término de una reunión a puerta cerrada del Consejo Nacional del CCE con el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau.
El que quiso fue, insistió, y el mejor ejemplo es que había 150 personas y sólo 75 cooperaron para la rifa del avión presidencial, “así de abierto fue, el que quiso lo hizo, el que no quiso no lo hizo”.
Comentó que la cantidad de cooperación es voluntaria y, en su caso, adelantó que sí va a comprar un boleto para la rifa porque “sí me quiero sacar los 20 millones de pesos; bueno, a lo mejor compro más de uno. ¡Oye, 20 millones de pesos, qué barbaridad!
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