El peso mexicano cerró la jornada de este lunes en 21.22 unidades por dólar, lo que representa una caída de 5.31 por ciento con respecto al cierre previo y su peor nivel en más de tres años, según datos del Banco del México (Banxico).
Esta caída es la mayor desde el 9 de noviembre de 2016, un día después de la victoria del Republicano Donald Trump, cuando la moneda nacional se depreció 8.53 por ciento, su caída más profunda desde la devaluación de 1994.
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En bancos el dólar rozó los 22 pesos y se ofertó en un máximo de 21.55 pesos en Banorte. Por su parte, Citibanamex lo ofreció en 21.39 pesos y BBVA México en 21.37 unidades.
La madrugada de este lunes la moneda estadounidense se ubicó en 22.13 pesos por dólar en cotizaciones interbancarias a la venta, con lo que marca un nuevo máximo histórico, según datos de Bloomberg.
Entre las divisas más operadas a nivel global, el peso mexicano era el que presentaba el peor desempeño frente al dólar, con 4.6 por ciento, seguido del rand sudafricano y la corona noruega, con 3.2 y 2.8 por ciento de pérdida, respectivamente.
En contraste, las monedas con mayor avance frente a la divisa estadounidense eran el yen japonés y el franco suizo, con 2.6 y 1.4 por ciento, en cada caso.
Para frenar este descenso, la Comisión de Cambios, integrada por la Secretaría de Hacienda y Banxico, incrementó las coberturas cambiarias liquidables por diferencia en moneda nacional de 20 mil millones a 30 mil millones de dólares.
En un comunicado conjunto, la Secretaría de Hacienda y Banxico informaron que a la fecha, se han realizado subastas por 5,500 millones de dólares y los vencimientos han sido renovados.
“Esta decisión de suavizar las implicaciones (del tipo de cambio ) sobre todo es pensando que las rápidas depreciaciones del peso tienen implicaciones en la inflación, lo que hará más difícil que el Banco de México recorte la tasa de interés”, dijo Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, en entrevista con La Razón.
Por su parte, la mezcla mexicana cayó 31.7 por ciento, a 24.43 dólares, su nivel más bajo desde febrero de 2016, según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Luego que el viernes pasado el petróleo mexicano cerró en 35.75 dólares, perdió 11.32 dólares arrastrado por la caída de las bolsas y la cotización global del crudo.
Esta caída es la más pronunciada en términos absolutos y relativos desde el año 2000.
“Pese a que México ya no es un país exportador neto de petróleo, [el desplome de los precios] eleva la probabilidad de un recorte en la calificación crediticia de Petróleos Mexicanos, pues una de ellas ya tiene grado especulativo”, señaló Siller.
En el caso de México, el Gobierno federal tendrá que tomar medidas extraordinarias para mitigar el efecto económico de la reducción en los precios del hidrócarburo, explicaron analistas.
“Primero analizar un recorte en la inversión pública, es decir, un ajuste presupuestal. Segundo muy probablemente usar lo que resta del Fondo de Estabilización. Tercero, aumentar las medidas de recaudación, sobre todo en las grandes empresas”,señaló el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico de México, José Luis de la Cruz Gallegos.
La economía mexicana, dijo, enfrentará un escenario de incertidumbre económica donde las decisiones que tome la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador serán clave para el crecimiento del PIB.
El dato: En algún punto de la jornada bursátil de ayer el petróleo Brent cayó 31.47% y se cotizó en 31.02 dpb, el mayor retroceso diario desde el 17 de enero de 1991, durante la Guerra del Golfo.
“El coronavirus ya afectó a la economía mexicana por estas dos vertientes (el tipo de cambio y el precio del petróleo) inmediatas y junto con la volatilidad en los mercados es el principal reto que enfrenta México en los últimos 10 años, lo cual podría propiciar, si esto continúa, que el 2020 sea un año de nulo crecimiento económico.”, añadió el especialista.
De la Cruz Gallegos señaló que una posible negociación entre la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, liderada por Arabia Saudita, y sus socios petroleros, encabezados por Rusia, será viable en el largo plazo.
“Estos países tendrán que ceder ante la realidad que se va a acabar imponiendo que es la de una economía que pierde fuerza, una economía que necesita reactivar su crecimiento”, dijo.