A medida que el COVID-19 continúa propagándose, las interrupciones en la actividad económica han aumentado, por lo que es probable que el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos se desplome de 30.1 por ciento anual en el periodo abril-junio, advirtió el banco Morgan Stanley.
Este pronóstico se suma a los ya realizados por JP Morgan y Goldman Sachs, que estiman una contracción de 14 y 24 por ciento, respectivamente, para la actividad económica norteamericana.
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Morgan Stanley también estimó que en marzo se marque una importante caída en plazas de trabajo, mismo que podría contribuir a que en el segundo trimestre del año la tasa de desempleo llegue a la cifra récord de 12.8 por ciento, el más alto del que se tenga registro.
“La evolución de la tasa de desempleo estará determinada por qué tanto puede un estímulo fiscal ayudar a las pequeñas empresas, qué tan rápido se normaliza la actividad económica y qué tan apegado al mercado laboral permanecen los trabajadores desempleados”.
“La economía se ha estancado en marzo. En un caso bajista, la contracción en el PIB del segundo trimestre de 2020 es más aguda y las interrupciones del virus persisten en el trimestre posterior y un repunte de la actividad en el 4T20 y en 2021”, puntualizó la institución financiera al mando de Ellen Zetner.
Aunque el banco espera una recuperación lenta en el tercer trimestre, aseveró que habrá un retroceso en la actividad del consumidor, en el que estiman una disminución promedio del 40 por ciento en el nivel de gastos reales entre febrero y abril.
Ello incluye fuertes caídas en áreas de gasto discrecional del consumidor como viajes, restaurantes, otros servicios y gastos de vehículos motorizados, etc.
Asimismo, Goldman Sachs consideró que la economía mundial tenga una contracción de uno por ciento, su mayor contracción desde la crisis de 2009. En cuanto la producción estadounidense, prevé que ésta caiga 24 por ciento en el siguiente trimestre.