El desempleo, los bajos salarios y la lenta reactivación de la economía mexicana tras el Covid-19 influyeron en las responsabilidades de pago de los cuentahabientes a los bancos en el segundo mes del año, lo cual provocó que el Índice de Morosidad (Imor) del portafolio de tarjetas de crédito se ubicara en 7.04 por ciento y el de financiamientos personales llegara hasta 7.44 por ciento, rebasando así el promedio que registró la cartera total de 2.68 por ciento.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ambas carteras son las más susceptibles a los problemas sociales de las crisis, pues al primer trimestre de 2009 el Imor de los créditos personales fue de 7.0 por ciento y el de las tarjetas de crédito fue de 10.4 por ciento ante la inestabilidad financiera de las familias.
En el segundo mes de 2021, la cartera de crédito al consumo en general registró un saldo de 933 mil millones de pesos, una disminución en términos reales de 13.4 por ciento. El monto vencido fue de 51 mil 315 millones de pesos, lo que deriva a un Imor de 5.5 por ciento.
Específicamente en los portafolios personales y de tarjeta de crédito, el saldo vencido en febrero pasado equivalió a 11 mil 755 millones de pesos y 24 mil millones de pesos, respectivamente.
Mario Di Costanzo, analista financiero, explicó que dichas carteras reflejan la situación de la crisis económica tras la pandemia, el desempleo que se ha generado y la lenta reactivación de la economía en México; sin embargo, aseguró que los bancos están bien capitalizados por lo que estas alzas no representa un riesgo específico.
Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) revelan que faltan por recuperarse 676 mil 598 empleos formales que se perdieron desde que inició la pandemia de Covid-19, pese a que en febrero se crearon más de 115 mil plazas.
A pesar de este escenario, las instituciones bancarias ya preveían este incremento en el Imor. Por ejemplo, Manuel Romo, director general de Citibanamex, previó que en los primeros meses del año se elevaría la morosidad por el despertar de las carteras tras los apoyos que ofrecieron, como el diferimiento de capital e intereses y las reestructuras.
“En la medida en que veamos una actividad económica más vigorosa, que eso va a repercutir en empleo, las personas que tienen empleo empiezan a regresar a patrones de gasto que tenían en 2019. Empezarán a necesitar de su saldo al tener mayor actividad y necesitan más crédito en las tarjetas”, afirmó previo a la 84 Convención Bancaria.
En este sentido, Jorge Sánchez, economista de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef) del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), explicó que no sería necesario aplicar más esquemas de diferimiento, porque las personas y empresas que los solicitaron el año pasado ya regresaron a pagar sus créditos.
“El aumento en la morosidad está controlado y va a bajar conforme avance el plan de vacunación y reactivación económica, pero pasará lo contrario si esto no sucede. Es natural que sea más alto en tarjetas de crédito y personal porque se ve el impacto que ha tenido que algunas personas hayan perdido su empleo por la pandemia”, explicó en entrevista con La Razón.
Sin embargo, en caso de que el sistema bancario quisiera volver a ofrecer estas facilidades de pago, como lo hizo en 2020 ante la crisis de Covid-19; Mario Di Costanzo opinó que deberían incluir quitas de capital y una disminución en la tasa de interés, más que recorrer las obligaciones crediticias o congelar los pagos a plazos fijos.
“Los bancos tendrán que valorar si pueden lanzar otro periodo de reestructuras, que sería lo ideal. No tanto porque ellos vayan a quebrar, sino porque el problema social que se está generando es muy fuerte. Aunque, aun con esto, será difícil que la gente se ponga al corriente con sus pagos hasta que los empleos y los salarios se vayan recuperando, situación que ya se alargó”, manifestó.
El experto añadió que el crédito en general continuará deprimido y los índices de Morosidad irán al alza, por lo que los bancos están en una disyuntiva, pues para la recuperación económica se necesita financiamiento, pero no están en la posición de darlo por el impago que registran.
Para solucionar esta situación, los analistas señalaron que la Banca de Desarrollo puede ser un buen intermediario entre los solicitantes y los bancos. Por un lado, Di Costanzo dijo que esta institución debe participar en el proceso de otorgamiento de crédito a firmas como aval.
Por su parte, Jorge Sánchez mencionó que la Banca de Desarrollo puede ayudar con garantías para que fluya más el crédito, pues de lo contrario se puede provocar una ralentización de la actividad económica.
En este sentido, Citibanamex precisó que conforme más personas soliciten créditos, las empresas volverán a pedir financiamientos al ver que hay un aumento en el consumo, o los mismos consumidores empiezan a regresar a patrones prepandémicos.
“Ese círculo en el mercado de consumo interno es el que creemos que va a detonar el crecimiento en la demanda de crédito y a su vez en los portafolios de los bancos”, aseguró Manuel Romo.
- El dato: A enero de 2021 se reportaron créditos por 890 mil millones de pesos acogidos a las facilidades, de los cuales, 83% se mantienen vigentes y 12% reestructurados.