El Banco Mundial (BM) estimó que México recibirá remesas por 52 mil 700 millones de dólares en 2021, con lo que se mantendrá como el principal receptor de América Latina, con el 42 por ciento del total de los flujos previstos para la región, impulsados por los efectos de la pandemia de COVID-19 y los huracanes.
Esta cifra sería superior al monto sin precedente por 40 mil 606 millones de dólares en remesas que México recibió en 2020, a pesar de la pandemia.
De acuerdo con estimaciones que figuran en “la Reseña sobre migración y desarrollo”, publicada hoy, el BM proyectó que los flujos de remesas con destino a América Latina y el Caribe probablemente alcancen un nuevo máximo de 126 mil millones de dólares en 2021, lo que representa un sólido crecimiento del 21.6 por ciento con respecto a 2020.
El organismo financiero internacional explicó que los efectos adversos de la COVID-19 y de los huracanes Grace e Ida contribuyeron al aumento de los flujos de remesas a México y América Central.
Otros factores detrás del aumento fueron la recuperación de los niveles de empleo y los programas de asistencia fiscal y social en los países anfitriones, en particular en Estados Unidos, anotó.
Señaló que un aumento en el número de migrantes en tránsito en México y en otros países, sumado a las remesas que recibieron del exterior como ayuda para los costos de estadía y de viaje, parece haber sido otro importante factor que explica este marcado incremento.
Para 2022, el Banco Mundial espera que las remesas hacia América Latina aumenten un 4.4 por ciento, principalmente debido a las perspectivas de un menor crecimiento de Estados Unidos.
El costo de enviar 200 dólares a la región fue de 5.5 por ciento en promedio en el primer trimestre de 2021 frente al 6 por ciento del año anterior. Con un costo medio del 3.7 por ciento, México siguió siendo el país receptor de remesas más barato del Grupo de los Veinte. No obstante, los costos de las remesas son exorbitantes en los corredores más pequeños.
A nivel global, estimó que en 2021 las remesas a los países de ingreso bajo y mediano experimentarán un sólido crecimiento del 7.3 por ciento para alcanzar los 589 mil millones de dólares.
Destacó que este retorno al crecimiento supera las estimaciones previas y confirma la resiliencia de los flujos que se observó en 2020, cuando las remesas disminuyeron apenas un 1.7 por ciento pese a la profunda recesión mundial desencadenada por la COVID-19.
Por segundo año consecutivo, se prevé que los flujos de remesas a los países de ingreso bajo y mediano (sin incluir a China) superen la suma de la Inversión Extranjera Directa (IED) y la asistencia externa para el desarrollo.
Esto subraya la importancia de las remesas como medio de sustento vital que permite a los hogares cubrir sus gastos esenciales relacionados con la alimentación, la salud y la educación durante los periodos de dificultades económicas en los países de origen de los migrantes, abundó.
“Los flujos de remesas que envían los migrantes han sido un complemento fundamental de los programas públicos de transferencia de efectivo, que buscan ayudar a las familias que enfrentan dificultades económicas durante la crisis de la COVID-19. Facilitar los flujos de remesas a fin de brindar alivio a los ajustados presupuestos de los hogares debería ser un componente fundamental de las políticas públicas para propiciar la recuperación mundial tras la pandemia”, señaló Michal Rutkowski, director Mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial.
avc