La secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, dijo este viernes que expresó a funcionarios de México la preocupación de Washington por el "potencial impacto negativo" de las reformas energéticas impulsadas en ese país para la inversión privada estadounidense, mientras el Presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró abierto a revisar la situación de las firmas afectadas.
Una iniciativa legal impulsada por López Obrador para otorgar mayor control al Estado en el sector eléctrico, criticada en círculos políticos y empresariales de la nación vecina, fue el tema central de la visita de Granholm a la capital mexicana, iniciada el jueves.
"En cada reunión, expresamos las preocupaciones reales de la administración Biden-Harris sobre el potencial impacto negativo de las reformas energéticas propuestas por México en la inversión privada estadounidense", afirmó la funcionaria en un comunicado, durante su segundo día de visita al país latinoamericano.
Señaló que la reforma propuesta también podría obstaculizar los esfuerzos conjuntos de Estados Unidos y México en materia de energía limpia y clima.
Granholm dijo que sus interlocutores le aseguraron que "México está comprometido con apoyar la energía limpia y resolver las disputas actuales con proyectos energéticos dentro del Estado de derecho".
Más temprano, López Obrador explicó que durante la visita convino con la funcionaria revisar "caso por caso" la situación de empresas extranjeras disconformes con la reforma eléctrica, que se debatirá este año en el Congreso.
"Donde hay, consideran que hay, una injusticia, se revisan los casos; ellos tienen ya una lista, hay algunas empresas que están pidiendo que se les informe y lo estamos haciendo, tanto estadounidenses como de Canadá", dijo el mandatario en su rueda de prensa diaria, y detalló que "son pocas".
La reforma, que implicaría cambiar la Constitución para favorecer a la empresa eléctrica estatal, la Comisión Federal de Electricidad, fue impulsada por López Obrador como un asunto de seguridad nacional, argumentando que los gobiernos anteriores sesgaron el mercado a favor del capital privado.
Según el gobernante, Granholm entendió que el objetivo del gobierno mexicano es "desterrar la corrupción" que supuestamente permitió que empresas particulares del sector se vieran favorecidas en contratos leoninos para el Estado. Por su lado, el mandatario le expresó su "disposición al diálogo".
Antes de la visita, cuatro senadores demócratas instaron en una carta a la funcionaria y al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a "expresar con más fuerza las preocupaciones" sobre la agenda energética de López Obrador, argumentando que era "antitética" a las relaciones bilaterales.
El embajador de la Unión Europea en México denunció recientemente que la iniciativa está obstaculizando la inversión porque podría poner trabas a los compromisos de las compañías para aumentar el uso de energía renovable.
KEFS