La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aplicó un fuerte recorte de 1.0 punto porcentual a su expectativa sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de México en este año de 3.3 a 2.3 por ciento, al considerar que si bien la economía se está recuperando de la recesión propiciada por la pandemia de Covid-19, las perspectivas de crecimiento a mediano plazo se han debilitado.
En el “Estudio económico de la OCDE sobre México”, revisó ligeramente al alza su pronóstico de crecimiento para el país en 2023, de 2.5 a 2.6 por ciento, tras el rebote de 5.3 por ciento en 2021 y el desplome de 8.2 por ciento provocado por la pandemia en 2020.
Señaló que la pandemia ha sido especialmente severa, pero destacó que el robusto marco de política macroeconómica de México, que se sustenta en una gestión innovadora de la deuda, una política monetaria sólida y un tipo de cambio flexible, ha salvaguardado la estabilidad macroeconómica y un acceso sin dificultades a los mercados internacionales de capitales.
El organismo apuntó que la última ola de infecciones alcanzó su punto álgido en enero del 2022 y la vacunación está avanzando y, de cara al futuro, “la recuperación va a continuar”, liderada por el sector manufacturero, profundamente integrado en las cadenas de valor mundiales.
Refirió que con una proporción cada vez mayor de la población vacunada y la mejora gradual del mercado laboral, el consumo también será un motor clave del crecimiento y la inversión repuntará, impulsada por los proyectos de infraestructura previstos.
Resaltó que el potencial de México para convertirse en una economía de alto crecimiento es grande, ya que ha pasado de presentar una elevada dependencia del petróleo a principios de la década de 1990 a desarrollarse como centro manufacturero, y ahora se encuentra profundamente integrado en las cadenas de valor mundiales.
La OCDE mencionó que la proximidad al mercado estadounidense constituye una ventaja competitiva fundamental para las exportaciones. “Sin embargo, este potencial sigue sin materializarse y el crecimiento en las últimas décadas ha sido escaso”.
“Las perspectivas de crecimiento a medio plazo se han debilitado”, agregó al apuntar que la informalidad, escasa competencia, exclusión financiera y corrupción son algunos de los factores que obstaculizan el crecimiento de la productividad.
La atonía de la inversión y las bajas tasas de participación femenina deterioran aún más las perspectivas de crecimiento, añadió el organismo.
Consideró que el renovado tratado comercial de América del Norte podría conferir nuevo impulso al crecimiento, pero “hace falta un amplio programa de reformas para reactivar la inversión y dar un vuelco a la productividad”.
Al respecto, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, consideró que México tiene el potencial de ser una economía de alto crecimiento y más inclusiva, pero es esencial una agenda de reforma integral y ambiciosa para impulsa la inversión, revertir la baja productividad y recudir la desigualdad de oportunidades y la pobreza.
En videoconferencia para presentar el estudio, señaló que los principales retos de la economía mexicana son mantener la sostenibilidad fiscal, reiniciar la inversión e impulsar la productividad y mejorar las oportunidades para todos.
A su vez, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, afirmó que México está en camino de convertirse en una economía más próspera, ya que está fuertemente integrada con Norteamérica y cuenta con un marco macroeconómico sólido y de estabilidad.
No obstante, dijo, es fundamental que el crecimiento económico permeé a los grupos más vulnerables y ayude a reducir las disparidades sociales que históricamente han afectado al país.
