El uso de bioestimulantes elaborados a base de algas marinas permite reducir la aplicación de fertilizantes hasta en un 30 por ciento e incrementar la productividad de los cultivos en un 20 por ciento, según el resultado de la primera fase del proyecto Nutrialgae. Así lo expuso el investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE), Jorge Olmos Soto.
El objetivo es demostrar que el uso de bioestimulantes elaborados a base de algas marinas disminuye considerablemente el uso de fertilizantes de origen mineral, y en consecuencia la carga de nitrógeno y fósforo que se filtra hacia los mares, todo ello sin afectar el rendimiento de los cultivos.
Nutrialgae forma parte del proyecto internacional promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNPD, por sus siglas en inglés), a través de la iniciativa Ocean Innovation Challenge (OIC).
La Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (ASDI) y la Agencia Noruega para Cooperación al Desarrollo (NORAD), que busca restaurar y proteger los océanos, costas, así como los recursos marinos para impulsar la llamada “economía azul”, también forman parte de la iniciativa.
Mediante pruebas de laboratorio y ensayos en campo, realizados en la variedad de brócoli Castle Dome, se demostró que la aplicación de los bioestimulantes ficosagro (complejo microbiano con extractos de algas) y cystium-k (extracto puro del alga Macrocystis pyrifera), desarrollados por la empresa de biotecnología marina Ficosterra, minimizó la aplicación de fertilizantes en 30 por ciento al optimizar la asimilación de nitrógeno y fósforo de las plantas.
Lo anterior es relevante porque los residuos de fósforo, nitrógeno y potasio, que no son asimilados por los cultivos, terminan en los acuíferos. En consecuencia, los mares se contaminan debido a la acidificación y eutrofización, creando “zonas muertas”, es decir, áreas de los océanos completamente sin oxígeno.
MAEP