Los débiles vínculos que tiene el mercado de las criptomonedas con los mercados financieros regulados, como es el caso de México, limitan la posibilidad de que en el mercado nacional se cause inestablidad, de acuerdo con Fitch; no obstante, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Departamento del Tesoro y el Consejo de Estabilidad Financiera lanzaron de nueva cuenta una alerta para las criptomonedas estables o stablecoins.
El lunes de la semana pasada, se registró un desplome en el bitcoin que hizo que la moneda digital de mayor circulación cayera por debajo de los 30 mil dólares; lo cual se entiende por la inestabilidad de ese mercado.
Sin embargo, a la par el UST y Luna registraban una caída importante, que a la primera moneda la ubicó por debajo de un dólar, lo cual encendió las alertas debido a que estas monedas son estables ya que están vinculadas a activos convencionales, en este caso al dólar estadounidense.
La Fed y el Departamento del Tesoro señalaron que las stablecoins son una amenaza potencial para la estabilidad financiera, pese a que el mercado global de las criptomonedas es relativamente pequeño.
Pero algunos reguladores afirman que, dado que la fortuna de algunas empresas está ligada al rendimiento de los criptoactivos y que las instituciones financieras tradicionales están incursionando más en esta clase de activos, se sugieren nuevos riesgos.
De acuerdo con Reuters, el director de operaciones de Monex en Washington, Estados Unidos, Juan Pérez, precisó que, aunque la trayectoria a corto plazo del mercado de criptomonedas es difícil de predecir, “lo peor puedo ya haber pasado”.
“Tal vez ahora que todos los obstáculos al crecimiento mundial junto con el endurecimiento monetario están claros, comencemos a ver movimientos al alza”.
No obstante, la estratega jefe de renta variable de Stifel, Barry Bannister, insistió en que el bitcoin todavía tiene espacio para caer y puede llegar hasta los 15 mil dólares.
“El bitcoin también es sensible a la evolución del Producto Interno Bruto (PIB), porque cae cuando el índice manufacturero cae, como esperamos (en el tercer trimestre de 2022), lo que indica que una última caída del bitcoin puede estar todavía en el futuro”, añadió.
En síntesis, los reguladores están divididos en cuanto a la magnitud de la amenaza que supone una crisis de las criptomonedas para el sistema financiero y la economía en general,coinciden expertos.
Los criptoactivos se han visto arrastrados por una venta generalizada de activos de riesgo debido a la preocupación por la alta inflación y la subida de las tasas de interés.
Luego de una semana de estrepitosa caída, al cierre de la jornada del pasado viernes, las criptomonedas subieron, con el bitcoin recuperándose de un mínimo de 16 meses tras una semana volátil dominada por el desplome del valor de TerraUSD, una de las llamadas stablecoin.
¿Y aquí? De acuerdo con el Índice de Adopción de Criptomonedas de Finder, a nivel mundial al cierre de enero el bitcoin fue la criptomoneda más popular de México, ya que 22.8 por ciento de los usuarios la posee. Esto coloca al país en el puesto 25 de 27 naciones analizadas por la firma.
Los hombres presentan, aproximadamente, 1.3 veces más de probabilidades que las mujeres, de poseer monedas digitales. De hecho, entre los propietarios de criptomonedas, 57 por ciento son hombres y 43 por ciento mujeres.
A nivel mundial, la posesión de criptomonedas está dominada por los jóvenes — un promedio del 56.1 por ciento de propietarios tiene entre 18 y 34 años—. Y el caso de México no es la excepción.
En México, las personas de 18 a 34 años predominan en cuanto a posesión de criptomonedas con 57.1 por ciento, mientras que las personas de 35 a 54 años concentran el 25.9 por ciento. Los mayores de 55 años quedan en último lugar con un 17 por ciento.
En diciembre de 2021, Finder llevó a cabo una encuesta entre 2 mil 501 usuarios de Internet en México y se reveló que ocupa el puesto 14 entre los 27 países incluidos en el estudio en cuanto a posesión de criptomonedas.
La tasa en México es del 15.2 por ciento, por delante de Venezuela y Colombia. Sin embargo, es inferior al promedio mundial de 15.5 por ciento.