Las principales firmas de la industria aérea de México, que sufrieron un duro golpe propinado por las restricciones derivadas de la pandemia por COVID-19, se han beneficiado de una reactivación de los viajes, pero su despegue podría ser nuevamente sacudido por una temida recesión en Estados Unidos.
Las ganancias de los operadores de las terminales aéreas de los destinos turísticos más importantes del país crecieron con fuerza el trimestre pasado por un sólido tráfico de pasajeros tanto nacionales como internacionales, que impulsó sus ingresos.
"La aviación ha tenido una recuperación sorprendente", dijo Pablo Casas, director del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico Aeronáuticas (INIJA), un centro de análisis especializado en el sector, y aseguró que "tanto tiempo de encierro propició que se viniera este cúmulo de viajeros".
Asur, que administra el aeropuerto de Cancún, reportó entre abril y junio un beneficio de unos 132 millones de dólares, el doble que lo registrado en el segundo trimestre de 2021, mientras que el de GAP, que opera la terminal de Los Cabos, saltó en el periodo un 64 por ciento a 115 millones de dólares.
Su rival OMA, más enfocado en viajeros de negocios con su principal aeródromo en la ciudad industrial Monterrey, no se quedó muy atrás y vio crecer su utilidad neta en el trimestre un 49 por ciento, a 46 millones de dólares.
En todo el 2020, cuando gran parte de las actividades productivas fueron suspendidas por la pandemia, 48.4 millones de viajeros se movilizaron vía área en el país, poco más de los 41.6 millones de pasajeros registrados en los primeros cinco meses de este año, de acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur).
Según sus cifras, durante enero-mayo de 2022 arribaron al país más de ocho millones de visitantes internacionales vía aérea, el doble que lo registrado en los cinco primeros meses del año anterior, cuando la nación comenzaba a recuperarse de los efectos de los cierres de fronteras para frenar el virus.
Un 67 por ciento del total de los visitantes recibidos entre enero y mayo de este año residían en Estados Unidos, donde una nueva caída del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre hace temer que la mayor economía del mundo podría encontrarse en una recesión.
"Nuestro mercado realmente está en Estados Unidos", dijo Fernando Gómez, analista independiente de la industria aérea. "Una posible recesión obviamente impactaría a todo el mundo, pero a México le pegaría directamente".
PESE AL FRENO DE LA DEGRADACIÓN AÉREA
Un estudio de la consultoría de investigación de mercados PQR Planning Quant mostró que un 57 por ciento de los mexicanos encuestados planea salir de vacaciones este verano, frente al 36 por ciento del verano del año anterior, lo que podría seguir ayudando a mantener firme el tráfico de pasajeros domésticos.
El mejor dinamismo también ha ayudado a las aerolíneas locales, que batallan con el freno al crecimiento de su negocio en Estados Unidos tras la degradación de la calificación de seguridad aérea de México por parte de la autoridad de aviación estadounidense, FAA, en 2021 y que no ha logrado recuperar.
Grupo Aeroméxico, la principal línea aérea del país, que recién emergió de una reestructura financiera y viene lidiando con pérdidas en sus resultados desde antes de la pandemia. Sus ingresos en el segundo trimestre saltaron un 92 por ciento a 952 millones de dólares.
Su competidor Volaris vio crecer sus ingresos trimestrales en un 20 por ciento a 691 millones de dólares que, no obstante, se vieron opacados por mayores gastos derivados de constantes incrementos en el precio del combustible, un fenómeno que tiene en jaque a la mayoría de las aerolíneas de la región.
"En toda América Latina se vive la misma situación, hay mucha homogeneidad de costos y en el impacto que pueden sufrir las aerolíneas", dijo Casas, del INIJA.
CEHR