El silencio de los países integrantes del T-MEC en el tema del diferendo del maíz transgénico se interpreta como la continuidad de la fase de consultas, con la finalidad de evitar llegar a un proceso contencioso, explicó la coordinadora de Mercado Laboral y Comercio Exterior del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Ana Bertha Gutiérrez.
En entrevista con La Razón, la experta indicó que, por el momento, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá se han abstenido de solicitar un panel de solución de controversias en contra de México, como una muestra de su disposición al diálogo.
Recordó que la semana pasada venció el plazo de 30 días para dar a conocer los resultados de consultas técnicas; sin embargo, aún no se ha emitido un pronunciamiento oficial por parte de los gobiernos de alguno de los tres países involucrados.
De igual forma, la Oficina de la Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) tampoco ha dado visos de que sea inminente la solicitud de un panel de solución de controversias en los próximos días.
Todavía estamos en el proceso de consultas técnicasAna Bertha Gutiérrez, Coordinadora de Mercado Laboral y Comercio Exterior del Imco
y de pláticas. La interpretación de ningún pronunciamiento es que continúa el diálogo
Por tanto, la coordinadora de Mercado Laboral y Comercio Exterior del Imco consideró que el silencio que han mantenido las instancias en el diferendo se interpreta como la continuidad de las pláticas, a fin de evitar llegar a un proceso contencioso.
De acuerdo a los lineamientos legales del T-MEC, señaló, ya terminó el periodo de consultas técnicas iniciales, por lo que resta que se reúna funcionarios de los tres países; cuentan con 150 días más —al término del plazo de los 30 días— para buscar un acuerdo sin llegar a un panel de solución de controversias.
Gutiérrez indicó que, si bien dicho panel es una posibilidad, “no se ve que vaya a pasar inmediatamente ahorita. Todavía estamos en el proceso de consultas técnicas y de pláticas. La interpretación de ningún pronunciamiento es que continúa el diálogo”, puntualizó.
El desacuerdo entre México y Estados Unidos, al que luego se sumó Canadá, surge a raíz de la prohibición del intercambio comercial y el consumo humano de maíz transgénico que se decretó en México el 31 de diciembre del 2020 y se modificó el 13 de febrero pasado.
Para el gobierno estadounidense, la falta de justificación científica para esta medida contradice las disposiciones del tratado comercial trilateral.
En concreto, el Capítulo 9 del tratado establece que toda medida que implique prohibición o restricción al comercio de mercancías debe estar debidamente basada en principios científicos, normas internacionales o evaluaciones robustas respecto al riesgo para la vida y salud de las personas, elementos de los cuales carece el decreto.
El Gobierno mexicano recibió la solicitud y señaló que “aprovechará este mecanismo del T-MEC para demostrar con datos y con evidencia que no ha habido afectación comercial y que el decreto es consistente con el propio tratado”.
Estados Unidos ha manifestado que la restricción afecta al comercio de los productos transgénicos en general, los cuales, argumenta, son una innovación necesaria para abordar la crisis climática y los desafíos actuales en materia de seguridad alimentaria.
Por ello, solicitó consultas técnicas para examinar las medidas que México aplica a productos de biotecnología agrícola.