La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) mejoró su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana a 1.5 por ciento en 2023, desde el 1.1 por ciento estimado en diciembre del año pasado, impulsado por el avance de Estados Unidos, su principal socio comercial.
No obstante, esta nueva proyección de la Cepal para México se ubica exactamente a la mitad del pronóstico oficial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para este año de 3.0 por ciento.
La estimación del organismo económico regional de Naciones Unidas para el Producto Interno Bruto (PIB) nacional coinciden más con las proyecciones del Banco de México (Banxico) de 1.6 por ciento y de otros organismos como el Banco Mundial de 1.5 por ciento, el Fondo Monetario Internacional de 1.7 por ciento y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de 1.8 por ciento para 2023.
Al dar a conocer sus nuevas proyecciones económicas para América Latina y el Caribe, el organismo regional de Naciones Unidas precisó que el crecimiento proyectado para México al cierre de este año significa una desaceleración respecto al aumento del año previo, que resultó en 3.1 por ciento.
“Para las economías de América Central y México, si bien el crecimiento de este año representa una desaceleración respecto a 2022, se han dado en algunos casos revisiones al alza respecto de lo que la Cepal previó a fines del año pasado”, refirió.
Explicó que esto se debe a la revisión al alza del crecimiento de los Estados Unidos, principal socio comercial y primera fuente de remesas de sus países, que afectaría tanto al sector externo como al consumo privado.
Además, los menores precios de la energía previstos para este año en comparación con el 2022 actuarían a favor, dado que varias de ellas son importadoras netas de energéticos, anotó la Cepal.
Para América Latina y el Caribe en su conjunto, el organismo espera que se profundice la desaceleración del crecimiento económico durante 2023, que alcanzará una tasa del 1.2 por ciento, desde el 1.3 por ciento calculado en diciembre pasado, debido a un contexto de crecientes incertidumbres externas y restricciones internas.
Señaló que las economías de la región enfrentan en 2023 un complejo escenario externo, marcado por bajo crecimiento en la actividad económica y del comercio mundial.
Adicionalmente, a las alzas experimentadas por las tasas de interés a nivel mundial se agregaron las turbulencias financieras observadas a comienzos de marzo lo que ha acentuado la incertidumbre y volatilidad de los mercados financieros.
Si bien se han desacelerado las presiones inflacionarias, cabe esperar que las tasas de política monetaria permanezcan altas a lo largo del 2023 en las principales economías desarrolladas, añadió.
El organismo precisó que la proyección de crecimiento de 2023 para la región está sujeta a riesgos a la baja ante la posibilidad de que resurjan y se acentúen las turbulencias del sistema bancario global ―o del sistema financiero en su conjunto― lo que resultaría en un endurecimiento más persistente de las condiciones financieras mundiales, con los consecuentes impactos sobre el acceso y costo de financiamiento.
Refirió que, junto a los riesgos financieros, persiste la incertidumbre respecto de los efectos ―sobre el mundo y sobre la región que pudiera conllevar la prolongación de la guerra en Ucrania y el aumento en la fragmentación geoeconómica sobre el crecimiento económico, los precios de las materias
primas y el comercio mundial.
Según la Cepal, los países de la región enfrentan nuevamente en 2023 un espacio limitado para la política fiscal
y monetaria
Al igual que en el resto del mundo, la inflación en la región muestra una tendencia a la baja, y si bien se espera que podría estar próxima la conclusión del proceso de alzas de tasas de interés en varios países de la región, los efectos de la política restrictiva sobre el consumo privado y la inversión se harán sentir con más fuerza este año.