Por cada grado de escolaridad que retrocede un país, su Producto Interno Bruto (PIB) disminuye entre cuatro y siete por ciento, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dice el presidente de la Comisión Nacional de Educación de Coparmex, José Antonio Esquivias.
En entrevista con La Razón expone que, antes de la pandemia de Covid-19, México tenía un nivel promedio educativo cercano a inicios de preparatoria.
Posterior a la crisis sanitaria, el retroceso fue a nivel secundaria, luego de que 1.5 millones de estudiantes abandonaran las aulas, y una cantidad igual recibió educación escolar “muy elemental”, de acuerdo con el Instituto Nacional para la Competitividad (Imco).
“Un sistema educativo de calidad es primordial para el desarrollo económico y social de un país; por eso, el nuevo plan de estudios que pretende imponer el Gobierno federal es una amenaza para la economía nacional”, asegura.
Precisa que el atraso escolar que se registró en México luego de la pandemia se reflejará en el poder adquisitivo de esos estudiantes en el mediano plazo.
Con base en información del Banco Mundial, los alumnos afectados tendrán una disminución de ocho por ciento en sus ingresos a lo largo de su vida productiva.
Ante este escenario, alerta que el nuevo sistema educativo será “un tiro más de gracia” al rezago existente, a la productividad laboral y al desarrollo social y económico del país.
El Imco advierte que, de implementarse como está planteado, el nuevo plan de estudios será un retroceso para la educación y generación de talento, lo cual se traducirá en menor crecimiento.