El aumento del ingreso laboral registrado en los últimos tres años quedó diluido por el incremento en los precios de la canasta alimentaria, señaló BBVA México.
Entre el primer trimestre del 2020, antes de la pandemia de Covid-19, y el segundo trimestre del 2023, el costo de la canasta alimentaria aumentó 30.9 por ciento; en tanto, el ingreso laboral per cápita (por persona) aumentó 31.7 por ciento. Esto implica que, en términos reales (considerando la inflación), éste último sólo aumentó 0.6 por ciento, en promedio, destacó en un análisis.
“Esto evidencia que el efecto de la inflación fue mucho más severo para los hogares de menores ingresos, que gastan más en alimentos”, señalaron Luis Antonio Espinosa y Juan José Li, analistas del banco.
Si se hace una comparación en términos monetarios es más evidente el incremento en el costo de la canasta alimentaria, expusieron. En el ámbito rural, el ingreso laboral promedio aumentó de mil 651 a dos mil 228 pesos (34.9 por ciento), mientras que el costo de la canasta alimentaria pasó de mil 266 a mil 665 pesos (31.5 por ciento). Así, para los hogares rurales con menores ingresos, que gastan gran parte de sus ingresos en alimentación, el incremento de su ingreso real fue más cercano a 2.6% en el lapso de los 13 trimestres que se analizan.
Una situación similar ocurre en las zonas urbanas, donde el ingreso laboral per cápita creció de tres mil 173 a cuatro mil 163 pesos corrientes (31.2 por ciento) entre el primer trimestre del 2020 y el segundo trimestre del 2023, mientras que el valor de la canasta alimentaria urbana subió de mil 665 a dos mil 177 pesos (30.8 por ciento). En este caso, el ingreso laboral per cápita tuvo un alza de sólo 0.3 por ciento en este periodo.
“Los aumentos observados en los últimos tres años en el ingreso laboral corriente se ven diluidos por un incremento casi de la misma magnitud en el costo de la canasta alimentaria”, señaló el equipo de análisis de BBVA.
La canasta alimentaria considera productos como tortilla de maíz, pasta para sopa, galletas, dulces, pan blanco, dulce, carne, leche, papa, cebolla, frijol, limón, naranja, plátano, agua embotellada y refrescos.
Incremento notable
Persisten presiones notables en el rubro de alimentos, lo cual impacta directamente en el bolsillo de las familias mexicanas, particularmente de las que menos tienen.
Si bien muestran una moderación, los precios de las mercancías alimenticias sumaron 11 meses con aumentos por arriba de 10 por ciento en junio; es decir, casi el doble de la inflación nacional observada en el sexto mes del año, dijo Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base.
De una muestra de 106 alimentos (no considera categorías de “otros”), 52 (49 por ciento del total) registraron una inflación de entre 10.05 y 39.61 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
En tanto, 85 de éstos (80.2 por ciento del total) se encarecieron más allá del dato nacional observado en junio (5.06 por ciento).
El rubro de mercancías alimenticias es uno de los que bajan más lentamente, lo cual impacta la inflación subyacente.