En los últimos meses empieza a imponerse una reflexión entre los expertos en el trading sobre criptomonedas y las criptodivisas en general sobre la absurda idea de que la regulación pueda impactar negativamente al mercado.
Estos expertos apuntan que la adopción masiva de las criptomonedas tiene que pasar por una mayor y mejor regulación al tiempo que por una correcta protección del inversor.
Lo que no se puede negar a estas alturas es que las criptomonedas siguen creciendo. Ya no solo como objeto de trading, sino como objeto de inversión entre los ahorradores. Según los datos de Coinmarketcap, hay ya más de 10.000 criptomonedas. Si se tratara de un fenómeno puntual o de unos pocos ahorradores no habríamos llegado tan lejos.
Tampoco podemos decir que se trata de un simple activo más en el que hacer trading, pues el volumen de contratación supera los 28.000 millones de dólares diarios y el mercado tiene un valor de más de un billón de dólares, según la misma fuente.
Pese a ello, no podemos obviar que se trata de un mercado joven y muy poco regulado, con países muy concretos de Asia tomando la delantera en cuanto a utilización de las criptomonedas. Y que las criptodivisas son sólo la punta de un iceberg del que queda mucho por explorar.
¿Una nueva burbuja?
Podemos comparar el trading actual en las criptomonedas como el nuevo atractivo de todas esas empresas implicadas con la Inteligencia Artificial o el que tuvieron en los años 90 todas aquellas empresas que prometían que sus productos y servicios se venderían con Internet como golosinas. Estas últimas acabaron como una burbuja. Quizás las empresas de IA acaben como una burbuja, pero no parece que la tecnología de cualquiera de las tres modas citadas fuese o vaya a ser una moda.
Internet pudo crear una burbuja en un momento determinado, pero hoy todo gira en torno a la Red de Redes. Es posible que la Inteligencia Artificial tarde un poco más de lo que algunos pronostican en 2023, pero no creo que nadie dude de que va a ser un factor importante en el futuro.
De la misma manera, el trading en criptomonedas puede parecer una moda pasajera, una burbuja en ciernes -a pesar de esos volúmenes que hemos citado- pero no hay ninguna duda de que la tecnología que da soporte a esas monedas virtuales tiene mucho más recorrido y aplicaciones de las que se utilizan ahora.
Poca regulación y muy focalizada
Lo cierto es que muchos ahorradores esperan una regulación internacional clara y concisa para poder aprovecharse del potencial del mundo de las criptomonedas. Sin embargo, se encuentran una regulación en constante cambio que va desde la prohibición de algunos países a su implantación como moneda de curso legal en otros.
Por ejemplo, en Estados Unidos tenemos juicios pendientes contra firmas como Binance, Binance US y CZ a las que se acusa de vender activos no regulados (tokens) sin tener licencia para ello (les exigen una licencia similar a la de un bróker). Lógicamente, si se considera que un token o criptomoneda es un activo, quien los vende debe estar registrado y autorizado para venderlos, según argumenta la Securities and Exchange Commission (SEC).
Tampoco se lo ha puesto fácil a los inversores en criptomonedas la legislación de su vecino del norte. De entrada, la Canadian Securities Administrators (CSA) y la Investment Industry Regulatory Organization of Canada (IIROC) exigen que las plataformas de trading en criptomonedas se registren en su territorio.
Esto ha provocado que algunas firmas abandonen el país, mientras que otras han aceptado resguardarse bajo el paraguas de la CSA y han aceptado sus normas. Lo cierto es que Canadá no es tampoco uno de los grandes mercados del mundo para el trading en criptomonedas, por lo que su impacto legislativo en el sector ha sido más bien escaso.
Europa y el Reino Unido
En lo que respecta al trading en criptomonedas, sabemos que la Unión Europea marcha despacio, pero parece tener las ideas claras. No hace mucho que la UE ha aprobado el primer marco legal para la regulación de las criptomonedas, adelantando con claridad a los legisladores sajones de EE.UU. y el Reino Unido. Parecía que la UE iba mucho más despacio, pero al final parece que caminaba a mejor ritmo del que daba a entender.
Tanto es así, que la regulación europea podría entrar en vigor el año próximo, tal es la marcha de la MiCA o Markets in Crypto Assets Regulation (MiCA). Lo cierto es que el mercado necesitaba conocer algunas ideas de por dónde iba a marchar la legislación para poder evolucionar y la MiCA ha creado unos estándares muy útiles en materia de Virtual Asset Service Providers (VASPs), o Crypto-Asset Service Providers (CASP) lo que debería impedir el abuso de mercado y los comportamientos inapropiados en el sector de las criptomonedas.
Pero ¿qué implica MiCA realmente? Pues un entorno claro para poder discutir mejoras y adaptaciones en una regulación valiente y pionera que traerá transparencia y estabilidad al sector de las criptomonedas al establecer unas reglas de juego que se pueden aceptar o no, que se pueden mejorar y adaptar, pero que ya suponen un punto de partida.
Además, la propia divisa digital (CBDC) de la UE, el euro digital, estaría más cerca de ser una realidad y recibiría un impulso importante desde un mercado grande y regulado. El euro digital sería una respuesta real a las demás criptomonedas con la ventaja de que tendría el respaldo de un gran Banco Central y de toda una serie de entidades financieras dispuestas a explorarlo.
Mientras, en el Reino Unido, se han quedado un poco atrás. Avanzan en su legislación, pero han perdido el ritmo de la UE. Su objetivo parece ser el de dar el control de todas las formas de monedas a las autoridades financieras, pero todavía no tienen un marco comparable al de la UE con el MiCA.
El gran impulso a las criptomonedas desde Asia
Asia es el gran mercado para el trading en criptomonedas. La segunda economía del mundo, China, ha legislado con fuerza contra las criptomonedas, pero recientemente parece haber aceptado lo que el mundo quiere y pretende sacar partido de ello. Buen ejemplo de ello es que su CBDC, el yuan digital, avanza, en esa carrera por ser el primer banco central con su moneda absolutamente digital.
Otro país que apuesta fuerte por las criptomonedas es Hong Kong quien, a través de la Hong Kong Monetary Authority (HKMA) trabaja en una posible regulación, mientras permite el trading con Bitcoin y ETFS sobre el Ethereum y el Bitcoin. También tiene ya su índice y su agencia, la Hong Kong Virtual Assets Consortium (HKVAC).
Y no podemos olvidarnos de Singapur y de Japón, dos grandes centros financieros de Asia que quieren su parte en el pastel de las criptomonedas a través -sobre todo- de la evolución en el mundo financiero hacia los contratos inteligentes y la prohibición de que haya otros emisores de monedas estables aparte de los bancos con licencia o similares. En resumen, Japón apuesta por un marco regulatorio más estricto, pero claro y transparente para atraer el trading en criptomonedas.
Regulación frente a protección
Muchos inversores piensan que una mayor regulación como la que hemos visto anteriormente desde distintos gobiernos puede impactar de forma negativa al reducir el atractivo de las criptomonedas. Sin embargo, hay un argumento muy relevante que apunta al hecho de que si las criptomonedas fuesen más transparentes y seguras habría más inversores dispuestos a entrar en el mercado.
Un primer paso sería el de decidir si una criptomoneda es o no un activo y si, por lo tanto, debe ser tratada y regulada como cualquier otro activo (acciones, bonos, ETFs). La SEC estadounidense ha tratado de responder a la pregunta sin éxito porque no es lo mismo un token que sale de una ICO que un NFT o una DeFi.
Entonces, una plataforma para la compraventa de criptomonedas debería tener un tratamiento similar al de cualquier otra plataforma regulada desde un punto de vista de las exigencias legales. Así, Coinbase y Binance deberían recibir el mismo trato que una plataforma para la compraventa de divisas o acciones.
Además, tanto la regulación como las medidas que se adopten para la protección de los ahorradores, deberían implantarse de forma global, pues no tendría sentido obligar a que las empresas se buscaran las legislaciones más laxas y supusieran un riesgo para otros operadores. Quizás habría que reducir la descentralización de las criptomonedas en orden a conseguir una regulación más internacional.
Los beneficios de alcanzar un acuerdo regulatorio
Si se consigue alcanzar un acuerdo de consenso sobre el trading en criptomonedas, se generará un marco positivo y de confianza entre los inversores hacia los gobiernos, que les dejarán invertir donde quieren, pero con garantías de seguridad.
Los inversores que esperan esta regulación podrían decidirse a entrar en el mercado una vez que tengan las mismas garantías legales desde las plataformas de trading en criptomonedas de las que tienen desde las plataformas de trading en cualquier otro activo.
Del mismo modo, con un marco legal claro y transparente, la industria de las criptomonedas podría lanzarse a la innovación para solventar esos aspectos menos transparentes, lo que traería talento al sector y aumentaría la actividad en el mercado.
En resumen, lejos de expulsar a los ahorradores actuales, una regulación adecuada traería dinero nuevo e innovación al sector de las criptomonedas que nunca vendrá sin ese paraguas de la legislación.
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Leo