La agencia Moody’s revisó a “negativa” desde “estable” la perspectiva de la calificación crediticia de Estados Unidos, citando los elevados déficits fiscales y el deterioro de la asequibilidad de la deuda, una medida que suscitó críticas inmediatas por parte del gobierno del presidente Joe Biden.
La medida se produce después de que la firma Fitch Ratings rebajara la calificación del país este año, tras meses de tensiones políticas en torno al techo de la deuda estadounidense.
El gasto federal y la polarización política han sido una preocupación creciente para los inversionistas, contribuyendo a una venta masiva que llevó los precios de la deuda pública estadounidense a sus niveles más bajos en 16 años.
“Es difícil no estar de acuerdo con el razonamiento, ya que no hay expectativas razonables de consolidación fiscal a corto plazo”, dijo Christopher Hodge, economista jefe para Estados Unidos de Natixis. “Los déficits seguirán siendo grandes (...) y a medida que los costos por intereses ocupen una parte mayor del presupuesto, la carga de la deuda seguirá creciendo”.
La agencia de calificación dijo, en un comunicado, que “la continua polarización política” en el Congreso aumenta el riesgo de que los legisladores no sean capaces de llegar a un consenso sobre un plan fiscal para frenar la disminución de la asequibilidad de la deuda”.
“Cualquier tipo de respuesta política significativa que pudiéramos ver a esta decreciente fortaleza fiscal, probablemente, no ocurriría hasta 2025 debido a la realidad del calendario político del próximo año”, dijo Moody’s.
La calificadora es la última de las tres principales agencias en mantener una nota máxima para el Gobierno estadounidense. Fitch cambió su evaluación “AAA” para llevarla a “AA+” en agosto, uniéndose a S&P, que ha tenido una calificación “AA+” desde 2011.