La cuesta de enero se complica con el encarecimiento de frutas, verduras, granos y proteínas, lo cual causa un impacto directo en el bolsillo de los hogares, señaló la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
En un análisis que realizó a nivel nacional, detectó aumentos de precios de hasta 233 por ciento, una cifra muy por arriba de los niveles de inflación general, que en la primera mitad de enero llegó a 4.9 por ciernto a tasa anual.
En lo que va del año, la calabacita aumentó 233.31 por ciento frente a lo registrado en diciembre pasado, con un precio promedio de 96.7 pesos por kilo; sin embargo, en Tijuana se vende hasta en 150 pesos, según datos de la asociación.
La cebolla se encareció 150 por ciento, con un precio promedio de 50.90 pesos y un nivel máximo de 78 pesos detectado en San Luis Potosí. El jitomate saladet subió 116 por ciento, con un precio promedio de 56.90 pesos y un máximo de 75 pesos en Hermosillo.
La Anpec detalló que el precio de la piña subió 77.97 por ciento; el de las lentejas, 59.74 por ciento; el de la papa, 51.38 por ciento; el del frijol, 48.58 por ciento; el de la manzana, 48.33 por ciento y el del limón, 46.15 por ciento.
“La inflación va a todo galope en la economía mexicana, haciéndose sentir en esta cuesta de enero, especialmente en los productos alimenticios esenciales que todo hogar requiere consumir para una adecuada nutrición”, dijo Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.
El sondeo arrojó que, en lo que va del sexenio, el precio de las proteínas también se incrementó de forma importante. El de la pechuga de pollo aumentó 79.47 por ciento; el de filete de tilapia, 62.84 por ciento; el de la leche entera, 59.58 por ciento; el del atún, 55.62 por ciento y del huevo, 53.75 por ciento.
“Como lo hemos señalado, la inflación es un impuesto que castiga fundamentalmente a la población más vulnerable, que son los que mayor parte de sus ingresos destinan a la compra de alimentos básicos. Es un gravamen tan nocivo que afecta el estado de ánimo de la población, su capacidad productiva, su emocionalidad para llevar una sana convivencia social”, añadió el líder del pequeño comercio en el país.
Ante el aumento en el costo de la vida, 76 por ciento de los mexicanos es más precavido en sus gastos, según la firma EY.
“Los consumidores son más cautelosos en su forma de gastar y, en un intento por reducir sus erogaciones, se destacan dos soluciones: el aumento en el consumo de marcas blancas (o propias) y comprar en temporadas de descuento”, señaló Francisco Olivares, socio líder adjunto de Consumo para EY Latinoamérica.
Al respecto, Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base, expuso que los hogares padecen una cuesta de enero complicada, aunque menos pesada y más manejable que en años anteriores, ante una inflación más moderada.
En enero del 2022, la inflación general anual en el país fue de 7.07 por ciento; en igual mes del 2023 fue de 7.91 por ciento., mientras que en los primeros 15 días de este año llegó a 4.90 por ciento.
Es, precisamente, la inflación uno de los sucesos que más preocupan a los mexicanos, según Ipsos, empresa líder en investigación de mercado. El 31 por ciento de la población muestra inquietud por este fenómeno. Sin embargo, de acuerdo con la última edición del estudio “EY Future Consumo Index”, 55 por ciento dice estar “muy preocupado” por el aumento de precios en el rubro de servicios como electricidad, gas y agua, así como por el incremento de los alimentos y otros productos básicos para el hogar.
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FGR
