Las mujeres son las mayores víctimas de la pobreza laboral en México, debido a los menores ingresos que reciben en comparación a los hombres y el menor tiempo que destinan al trabajo formal.
En el cuarto trimestre del 2023, 16.2 por ciento de la población ocupada femenina estaba en esa condición; es decir, 3.93 de 24.24 millones de mujeres, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En el caso de los hombres, la proporción es de 10 por ciento; es decir, 3.51 de 35.16 de las personas que tienen un empleo.
La pobreza laboral es una situación en la que el ingreso derivado del trabajo de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros.
En el cuarto trimestre del 2023, el ingreso laboral promedio de la población ocupada femenina fue de seis mil 013.84 pesos, mientras que el de la masculina, siete mil 598.45.
Si bien la pobreza laboral aún no se regresa a los niveles previos a la pandemia de Covid-19, en el caso de las mujeres, la situación ha mejorado en comparación de años atrás, cuando se llegaron a ver niveles de 22 por ciento.
Según el estudio “La Mujer, la empresa y el derecho 2024” del Banco Mundial, a nivel global, ellas ganan 7.7 dólares por cada 10 que reciben ellos.
Sin embargo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) da los datos de México, En promedio, las mujeres ganan seis mil 360 pesos al mes, mientras que los hombres perciben nueve mil 762 pesos.
“Esto se traduce en una brecha de ingresos de 35 por ciento, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) que elabora el Inegi. Es decir, por cada 100 pesos que gana un hombre, una mujer recibe sólo 65 pesos”, expuso.
En México, la participación de las mujeres en la economía remunerada alcanza 46 por ciento, mientras que la de los hombres asciende a 77 por ciento, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. A esto se suman los elevados niveles de informalidad: 55 por ciento de las mujeres tiene un empleo dentro de la economía no formal, en comparación con 49 por ciento de los hombres en esta misma situación, destacó el Imco.
“Esto implica que más de la mitad de las trabajadoras en el país no tiene certidumbre jurídica, carece de acceso a servicios de salud y no cuenta con prestaciones laborales. En otras palabras, sus posibilidades de acceder a servicios de salud y protección social están sujetas a la formalidad de su trabajo”, comentó.
La informalidad, dijo, también implica que las mujeres en esa situación ganen, en promedio, 48 por ciento menos que sus pares en trabajos formales.
De hecho, siete de cada 10 pequeños comerciantes son mujeres, según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), lo cual también reduce las posibilidades de generar un mejor ahorro para el retiro.