La inflación de Estados Unidos se ubicó en 3.0 por ciento en junio, luego de que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cayó 0.1 por ciento tras permanecer sin cambios en mayo, informó la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo.
Con el dato de junio, el IPC sumó su segundo mes consecutivo de lecturas moderadas, lo que podría ayudar a reforzar la confianza entre funcionarios de la Reserva Federal (Fed) de que la inflación se está enfriando hacia el objetivo del 2.0 por ciento y allana el camino para que el banco central estadounidense baje los tipos de interés en septiembre por primera vez en cuatro años y medio.
De acuerdo con Reuters, en los 12 meses transcurridos hasta junio, el IPC subió al 3 por ciento, tras avanzar al 3.3 por ciento en mayo. Excluyendo los componentes volátiles de los alimentos y la energía, el IPC ganó un 0.1 por ciento en junio tras subir un 0.2 por ciento en mayo.
En un análisis, Banco Base señala que el componente de energía mostró una inflación mensual de -2.04 por ciento, ligando dos meses de caídas y siendo la más profunda desde octubre del año pasado.
Por otra parte, se observó una aceleración en el componente de alimentos que mostró una inflación mensual de 0.24 por ciento, la mayor desde enero de este año. A tasa anual, la inflación de alimentos fue de 2.22 por ciento, cortando una racha de dos meses de desaceleraciones.
Los índices de precios de gastos de consumo personal (PCE) aumentaron un 2.6 por ciento en mayo.
En tanto, el IPC subyacente aumentó un 3.3 por ciento después de aumentar un 3.4 por ciento en mayo.
Tras los resultados de la inflación, el dólar se debilitó ante el peso, que cerró la sesión cotizando alrededor de 17.78 unidades por moneda estadounidense, mostrando una apreciación de 0.29 por ciento o 5.1 centavos, tocando un máximo de 17.8869 y un mínimo de 17.7026 pesos por dólar.
Sobre esto, Banco Base explicó que en el mercado cambiario, la mayoría de las divisas ganaron terreno frente al dólar.
Al informe del Índice de Precios al Consumidor siguió a la noticia de la semana pasada de que la tasa de desempleo aumentó a 4.1 por ciento en junio y el crecimiento económico también se desaceleró. Esto ha dejado a los mercados financieros y a la mayoría de los economistas esperando que la Fed comience su ciclo de flexibilización en septiembre.