Después de la pandemia la recuperación económica de México fue lenta y no se ha registrado un crecimiento significativo, pues a pesar de que en mayo la actividad económica creció 0.5 por ciento, en junio descendió 0.1 por ciento, de acuerdo con datos del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Además, las actividades secundarias (manufactura) en mayo tuvieron un aumento de 0.7 por ciento, para junio sólo aumentaron 0.04 por ciento, para las actividades terciarias las estimaciones del Inegi mostraron un avance de 0.5 por ciento en mayo, sin embargo, para junio tuvo un descenso a 0.1 por ciento, en términos anuales, ambas actividades económicas se mantuvieron a la baja en crecimiento.
El crecimiento de la actividad económica ha mostrado debilidad con los indicadores de consumo, pues de acuerdo con el Inegi, el consumo privado registró un avance de 0.3 por ciento en mayo, pero en junio registró un descenso de 0.2 por ciento.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), si el ritmo de crecimiento de las actividades secundarias o de manufactura descendió, para junio, también se ha reflejado en la creación de empleos, pues también con datos del Inegi, el personal ocupado, durante mayo, se mantuvo sin cambios, y en su comparación anual mostró una baja de 1.9 por ciento, lo que representó una acumulación de nueve meses con variaciones negativas.
Al respecto, el CEESP recordó que la expectativa de crecimiento promedio anual para nuestro país durante el sexenio que termina es de 1.0 por ciento, que sería el menor ritmo de avance en los últimos siete sexenios.
Mencionó que incluso la incertidumbre se extiende para varios años más, toda vez que el pronóstico de tasa de crecimiento promedio anual para los próximos 10 años se ubica en 2.0 por ciento, similar a la de los últimos 30 años.
De acuerdo con el sector privado, pese al creciente optimismo que se ha registrado en torno al fenómeno del nearshoring o relocalización, la actividad económica sigue mostrando signos de debilidad y expectativas poco optimistas.
“Esto pareciera indicar que, a pesar de que la relocalización ha puesto a México potencialmente en el lugar más favorable del mundo, las expectativas hasta ahora, no parecen estar incorporando ni en el mediano ni en el largo plazos los beneficios que tanto se han resaltado del nearshoring, como un mayor crecimiento de la economía, que de acuerdo con algunos cálculos podría ser de dos puntos adicionales del PIB, redundando en más inversión, empleo y bienestar”, destaca el organismo empresarial.
El CEESP matizó que aunque no existe duda de los beneficios que puede generar el nearshoring, hay que tener en consideración que su éxito requiere de una economía que funcione eficientemente. Reiteró que es necesario que se garantice el Estado de derecho para lograrlo.