El paro de las actividades no esenciales por el Covid-19 aturdió las expectativas de crecimiento económico para México, que algunos analistas o instituciones ubicaban en un derrumbe de hasta 10 por ciento a mediados del año, como consecuencia del duro golpe en la destrucción del empleo, el cierre de las industrias y la caída en el sector turístico.
En las perspectivas económicas que se realizaron a partir de mayo, las instituciones financieras ya preveían el derrumbe más crítico del que se tenga memoria, de hecho se compara con la Gran Depresión.
Estos pronósticos se fueron tejiendo con las noticias del aumento en los contagios, el cierre de fronteras, la volatilidad en el tipo cambiario, en el mercado bursátil y en el petrolero; todos los días habían noticias que ponían en vilo a la actividad económica mexicana.
Uno de los golpes más fuertes, sin duda, fue el resultado de la destrucción de más de 12 millones de puestos de trabajo a nivel nacional (formales e informales), en sólo dos meses (abril y mayo).
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refieren que de enero a octubre del 2020, los niveles de pobreza en el país se incrementaron 51 por ciento, un aumento de 9.1 millones de personas; en tanto que la pobreza extrema creció 13 por ciento, con lo que 6.8 millones de mexicanos pasaron a ese estatus.
El TROPIEZO
Después de haber cerrado los sectores económicos, y con la nula movilidad que permitía el primer confinamiento, en el segundo trimestre del año, el PIB de México se desplomó 17 por ciento, una de las caídas más dramáticas de los países de la OCDE; no obstante, para el periodo julio-septiembre, la economía repuntó 12.1 por ciento, impulsada principalmente por las manufacturas, lo que confirma que la demanda externa es el principal motor de la recuperación económica.
A lo largo de la pandemia, las autoridades mexicanas declararon en diversas ocasiones que la economía del país tendría un comportamiento en forma de “V”; es decir, que observaría una caída importante y una recuperación de rebote; sin embargo, conforme pasaron los días, esta idea se iba descafeinando, y se creyó mejor en que la recuperación sería lenta y menos dinámica.
“La recuperación va paso a paso con la recuperación del empleo, de los salarios y, por lo tanto, el bienestar de nuestra población, en una época que ha sido dura para los negocios y la economía familiar”, detalló Arturo Herrera, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
ADIÓS A LAS PYMES
Con un escenario así, los primeros efectos se resintieron en las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), que, según estimaciones, desaparecerían hasta en un millón de unidades económicas, dejando mal parada a la principal fuente de empleos del país.