El impuesto de 2.0 por ciento que se aprobó en el dictamen del Código Fiscal 2022 de la Ciudad de México por uso de infraestructura urbana, golpeará a los repartidores de plataformas como Uber Eats, DiDi Food y Rappi; sin embargo, también generará que las inversiones que hagan estas mismas compañías sean más cautelosas.
Alejandro Solís, director general de Rappi México, señaló que, si bien no han estimado de cuánto será el impacto que genere el nuevo gravamen a la aplicación, están priorizando expandir sus operaciones en otras ciudades, ya que aseguró que entre más caro sea operar en algún sitio, más difícil es apostarle a él.
“Estamos terminando de analizar cómo queda la redacción final, porque apenas se publicó, pero definitivamente estamos priorizando otras ciudades a la hora de expandirnos entre más caro de operar es, acabas dándole menor prioridad… Una ciudad que eleva sus impuestos hace que sea mejor apostarle a otras ciudades”, acotó.
El directivo comentó que si se compara con los ocho países en los que también opera, México es el único en el que se está gravando el uso de la infraestructura urbana.
“Este impuesto no existe en ningún otro país, no se tiene un impuesto similar. El ISR cambia en cada país pero este impuesto que es al uso de la infraestructura, el uso de la calle, no existe en ninguno de los países donde operamos ni ninguna otra ciudad”, comentó.
Solís explicó además que el negocio en el que ellos están presentes es diferente a otros, pues se trata de un modelo que requiere de mucha inversión sin necesariamente generar grandes utilidades; de hecho, comentó que hasta el momento la aplicación ha invertido en México 600 millones de dólares, con lo que, entre otras cosas han logrado cubrir el 75 por ciento de la zona metropolitana del país.
Rappi tiene 100 mil comercios vinculados a su plataforma de los cuales, más del 50 por ciento son pequeños, por lo que el directivo subrayó que el impuesto por el uso de la infraestructura urbana también golpeará a éstos.
En este sentido explicó que, con un aumento en el precio del reparto en cada pedido, el canal de venta será menor, ya que serán los pequeños comercios, que son los que tienen el ticket promedio más bajo, quienes resientan el incremento.
“No vemos que (los comercios pequeños) se den de baja, lo que sí puede pasar es que se les disminuya su volumen de venta y si eso pasa impactará en las ventas del restaurante, en los ingresos del personal del restaurante, es decir, los impuestos disminuyen la actividad”, añadió.
Ganancias se reducirán. La Asociación de Internet MX también ha alertado en diversas ocasiones que el impuesto del 2.0 por ciento a las empresas digitales reducirá las oportunidades económicas, además de fomentar la informalidad, reducir la inversión extranjera y disminuir las ganancias para las personas repartidoras.
De acuerdo con el crecimiento de las ganancias promedio mensuales de las personas que se dedican a esto, de 2013 a 2020, fue de 117 por ciento, mientras que el ingreso promedio mensual de un trabajador creció sólo 25 por ciento.
Asimismo, la asociación advirtió que dicho gravamen afectará a una industria que impulsa el crecimiento económico, toda vez que afecta la economía digital que en tiempos de recuperación resulta ser una oportunidad para impulsar la economía de la ciudad y del país.
Y es que seis de cada 10 pequeñas y medianas empresas venden por Internet; en 2020 60 mil empresas de este tamaño se subieron al canal digital; además 70 por ciento del total de estas empresas vende por Internet lo que les permitió digitalizarse y ser competitivas.
Con base en información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el año pasado la pandemia “tiró” 8.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); en contraste, los servicios de paquetería y mensajería crecieron 21.4 por ciento entre 2019 y 2020 y fueron un importante soporte a la economía mexicana.
Mientras que en 2019 la participación del comercio electrónico de bienes y servicios en el PIB fue de 6.0 por ciento.
En cuanto a la posible reducción de inversión extranjera por esta decisión, los empresarios del sector consideraron que la mayor parte de las empresas tecnológicas de intermediación, incluso las marcas más conocidas, operan con pérdidas.