El presidente del Banco Mundial (BM), David Malpass, estimó que más de 60 millones de personas podrían caer en pobreza extrema en 2020, debido a la pandemia de COVID-19 y los cierres obligados para detener el contagio.
Agregó que “es probable que estas estimaciones aumenten aún más, con la reapertura de las economías avanzadas como determinante principal”.
Por ello, señaló la necesidad de que países en desarrollo y la comunidad internacional tomen medidas para acelerar la recuperación.
Las elecciones de políticas realizadas hoy, incluida una mayor transparencia de la deuda para invitar a nuevas inversiones; avances más rápidos en la conectividad digital, y una gran expansión de las redes de seguridad de efectivo para los pobres, ayudarán a limitar el daño y construir una recuperación más fuerteseñaló el presidente del organismo.
David Malpass señaló que el financiamiento y la construcción de infraestructura productiva representan desafíos importantes para el desarrollo. También advirtió sobre la necesidad de ver medidas para acelerar los litigios y la resolución de quiebras.
A largo plazo, la pandemia dejará daños duraderos a través de múltiples canales, incluida una menor inversión; erosión del capital físico y humano debido al cierre de empresas y la pérdida de escolaridad y empleos; y un retiro de los vínculos mundiales de comercio y oferta.
Además, un análisis del BM indica que los países en desarrollo que dependen del turismo, las remesas y del comercio mundial serán particularmente afectados.
Es probable que los bajos precios del petróleo proporcionen, en el mejor de los casos, un apoyo marginal a la actividad global al comienzo de la recuperaciónanticipa el análisis.
Para las economías emergentes exportadoras de petróleo, el escenario es poco alentador.
Incluso si los precios del petróleo aumentan a medida que se recupera la demanda mundial de petróleo, la reciente caída de los precios es otro recordatorio para los países exportadores de petróleo de la urgencia de continuar con las reformas para diversificar sus economíasconsideró Ayhan Kose, director del Grupo de Prospectos del Banco Mundial.
JVR