El Banco Mundial (BM) recortó de nueva cuenta su expectativa de crecimiento económico para México y la región de América Latina y el Caribe. Por el lado local, el organismo internacional redujo su estimación del Producto Interno Bruto (PIB) de 2024, de 2.3 por ciento proyectada en junio pasado a 1.7 por ciento, incluso tomando en consideración la oportunidad que significa el nearshoring para el país.
Para el próximo año —primer año de Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum—, la institución financiera estimó una tasa de crecimiento todavía inferior, al prever que la nación registrará un crecimiento de apenas 1.5 por ciento, mientras que para 2026 sus pronósticos apuntan a una ligera recuperación para colocarse en 1.6 por ciento.
Para el conjunto de los países que integran la región latinoamericana, el Banco Mundial previó un crecimiento de 1.9 por ciento para este año, un porcentaje menor al 2.1 por ciento del 2023, advirtió el organismo en un informe en el que aseguró que aunque el crecimiento es mejor de lo que se había predicho, las tasas de crecimiento siguen siendo bajas, perdiendo por ahora, a nivel regional, la oportunidad de avance generado por los cambios globales en las cadenas de suministro.
William Maloney, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, señaló que ante el escenario de bajos crecimientos, es necesario que los países trabajen en subirlos.
“El tema es que el crecimiento bajó y es un problema estructural y está creciendo básicamente al mismo ritmo de 2010 y lo que tenemos que hacer es ver de qué manera le hacemos para que los países sean más atractivos a la inversión extranjera”, dijo Maloney.
El reporte refiere que la inversión pública y privada sigue siendo insuficiente, ya que la promesa de oportunidades de crecimiento derivadas del nearshoring no se ha cumplido. Las razones principales de ello siguen siendo el alto costo del capital, los bajos niveles de educación, la infraestructura deficiente y la inestabilidad social, refirió el Banco Mundial.
De la misma manera, asegura que el crecimiento ha sido impulsado por el consumo en la mayoría de los países, mientras que la inversión, debilitada por las altas tasas de interés, sigue siendo débil en Argentina, Chile, Colombia y Perú.
“Una excepción es México, donde ha aumentado el nivel de inversión privada, aprovechando las oportunidades de nearshoring y friendshoring, así como la inversión pública, particularmente en proyectos de infraestructura”, destaca el documento.
La segunda economía más importante para la región estiman que crecerá 2.8 por ciento, seguido de Bolivia con 1.4 por ciento; Chile, con 2.5 por ciento; Colombia, con 1.5 por ciento; Costa Rica, con 4.0 por ciento; República Dominicana, 5.1 por ciento; Ecuador, 0.3 por ciento; El Salvador, 2.9 por ciento.
Relocalización
El banco central también destacó cómo se ha comportado la relocalización de empresas en países de la región, al referir que la Inversión Extranjera Directa (IED) no aumenta dramáticamente en la región, sin mucha evidencia de flujos de IED redireccionados hacia la región o de un aumento de las exportaciones co-mo resultado.
“Si bien los flujos de IED realizados disminuyeron abruptamente en Asia y Pacífico en 2013, también cayeron levemente en los países de América Latina y el Caribe, donde los niveles permanecen un 25 por ciento por debajo de 2011. Asimismo, el gran salto observado en 2022 se debió casi por completo a inversiones en el sector de los recursos brasileños, mientras que los flujos hacia el destino de nearshoring, México, permanecieron prácticamente invariables en los últimos diez años”, menciona el documento.
El Banco Mundial también refirió que al analizar los mercados laborales de la región se ajustaron principalmente vía precios —en términos reales, los ingresos laborales y salarios disminuyeron de manera significativa respecto de 2019—, algo que ayudó a evitar movimientos bruscos en los niveles de empleo; en tanto, los salarios e ingresos laborales se mantuvieron por debajo de sus niveles prepandémicos, excepto en México y Costa Rica.
En este sentido, señaló que la política mexicana que dio paso al aumento al salario mínimo desde un nivel inicial bajo parece haber tenido algunos efectos positivos sobre los ingresos laborales y la reducción de la pobreza. No obstante, seguro que la literatura económica y la experiencia de la región sugieren de manera clara que existen límites para es-
ta estrategia.
“El efecto positivo inicial en México puede estar relacionado con el hecho que el salario mínimo partió de un nivel muy bajo relativo al salario mediano o promedio, por lo que cualquier aumento adicional podría tener consecuencias importantes que deberían tenerse en cuenta”, destacó.
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LMCT