El pronóstico de crecimiento para América Latina y el Caribe es menor al 3.0 por ciento para 2022, el porcentaje más bajo para todas las regiones del mundo, afirmó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, refirió que esta baja tasa de crecimiento se debe a la amenaza en el aumento de la inflación, las dudas sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, los problemas estructurales persistentes y la incertidumbre sobre el futuro de la pandemia de Covid-19 en la región latinoamericana.
Durante la sesión inaugural de la Reunión Anual del Banco Interamericano de Desarrollo y de BID Invest, advirtió que este crecimiento que las brechas de financiamiento en infraestructura, desarrollo, pequeñas empresas, acción climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible parezcan aún más inalcanzables.
Por otra parte, destacó que la región ahora es el líder mundial en las tasas de vacunación, hoy más del 65 por ciento de la población de América Latina y el Caribe se ha vacunado completamente contra el joven 19 y muchos países están en camino para alcanzar el 70 por ciento antes de junio.
Si bien la región antes aportó la tercera parte de las infecciones globales ahora tiene tan sólo el 4 por ciento de los casos notificados, es un cambio notable que no sucedió sólo se necesitaron los esfuerzos e inversiones de todos los gobiernos, trabajando hacia un objetivo común.
El presidente del BID señaló que esta región cuenta con 660 millones de personas que están saliendo lentamente de algunos de los días más oscuros de la historia reciente.
No obstante, en la medida que la región acelera la vacunación, los patrones revelan una marcada división urbano-rural, lo que refleja una desigualdad arraigada y deficiencias estructurales persistentes, “no podemos relegar la pandemia del pasado hasta que se reduzcan estas brechas”.
Claver-Carone comentó que mientras el BID discute el futuro de la institución, los ojos de la comunidad internacional están fijos en Europa del Este; “quiero ser claro es una guerra de Rusia escogida intencionalmente y es una tragedia global y un impacto en el orden mundial”.
Sin embargo, alertó, ya se están sintiendo efectos en los mercados financieros, en la inflación, en cambios en el flujo de productos básicos, como el gas el trigo y los metales.
Destacó que estas dinámicas se ven agravadas contra el contexto de una recuperación incompleta de la pandemia y el Covid-19 ha enseñado que hay una dependencia global muy profunda, lo que también lo señala la guerra en Europa.
“No sólo debemos trabajar juntos para mitigar los efectos económicos en la región, pero creo que este hemisferio puede desempeñar un papel importante en la compensación de los impactos en los productos básicos para todo el mundo”, subrayó.
avc
