La prestamista mexicana Crédito Real mantiene un dialogo con tenedores de bonos extranjeros para llegar a un posible acuerdo que llevaría a sus acreedores a retrasar su solicitud de una audiencia de bancarrota involuntaria en Estados Unidos.
De acuerdo con fuentes cercanas al caso, estas pláticas se centran en el diálogo para establecer qué activos le quedan a la compañía y de esta manera, obtener una oportunidad de recuperación con los acreedores.
Cabe recordar que en febrero pasado, la financiera especializada en otorgar préstamos a la población de menores ingresos, colapsó luego del incumplimiento de un bono de 176 millones de dólares, lo que provocó que los bonos perdieran el 99% de su valor.
Sin embargo, a pesar de tomar un camino atípico en la dilución y liquidación, la empresa pública actualmente se encuentra en una mejor posición de recuperación económica, ya que de acuerdo a sus proyecciones la financiera podría alcanzar hasta 20-25 centavos en 24 meses, comparado con los 14 centavos que lograría en 6 años bajo el esquema de un concurso mercantil.
Según las fuentes, tanto tenedores de bonos, como acreedores no garantizados, participan activamente en las negociaciones con Crédito Real, y aunque aún no hay nada concreto, se trata de un primer paso hacia un acuerdo que pueda derivar en un escenario más positivo para la industria de prestamistas no bancarios en general y en específico el descuento por nómina.
Este posible acuerdo llevaría a los acreedores de Crédito Real a retrasar su solicitud de una audiencia de bancarrota involuntaria en Estados Unidos. Mientras tanto, la prestamista continúa con su negativa a litigar su caso bajo el Capítulo 11, pues de aceptarlo, las leyes estadounidenses la obligarían a salir de la jurisdicción mexicana donde se ha centrado la liquidación, y donde priorizó responder a los bancos garantizados, en su mayoría locales, y Nacional Financiera (NAFIN).
Por otro lado, el proceso de liquidación continúa debido al amparo concedido a la apelación, lo que significa una oportunidad inigualable de poder concretar con los acreditados no garantizados, en su mayoría bonistas, una recuperación superior a la esperada.
Lo anterior, surge del proceso de liquidación que deriva en un ahorro en costos de asesores que le permitió a la financiera negociar con agilidad y efectividad descuentos con bancos en promedio del 25%.
De concretarse dicho acuerdo con los bonistas, Crédito Real podría entrar en una quiebra dentro de las leyes de concurso mercantil, lo que impactaría de manera positiva los mecanismos y controles necesarios para operar una liquidación ordenada y transparente.
Asimismo, maximizaría el valor para los acreedores y cuidaría la imagen del marco jurídico mexicano, protegiendo a la industria, los empleos y las subsidiarias que permanecen en el mercado.
fgr