Necesario fomentar inversión privada

Economía mexicana crecería apenas 0.5% en 2023

Los expertos señalaron que hasta que no lleguen los cambios, la incertidumbre por la política regulatoria mantendrá al margen a muchos inversores 

Economía mexicana crecería apenas 0.5% en 2023
Economía mexicana crecería apenas 0.5% en 2023Foto: Especial.
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Es probable que México acabe sufriendo una ralentización económica en 2023, advirtieron analistas de UBS, quienes destacaron que a pesar de que las perspectivas son más complicadas para el próximo año, “prevemos que las autoridades seguirán dando prioridad a la estabilidad macroeconómica”.

No obstante, aclaró que si bien la gestión macroeconómica conservadora es una condición necesaria, no es suficiente para el desarrollo económico.

“El gobierno mexicano deberá fomentar la inversión privada de forma más enérgica y fortalecer los motores de crecimiento internos” , consideraron en un análisis de la economía mexicana.

Los expertos señalaron que hasta que no lleguen los cambios, la incertidumbre por la política regulatoria mantendrá al margen a muchos inversores, lo que supone un lastre para el crecimiento económico estructural, señalaron los expertos.

UBS reconoció que el historial de México de prudencia en la gestión macroeconómica, la solidez de sus finanzas exteriores, su posición fiscal decente, la credibilidad de su banco central y la buena capitalización de su sistema bancario “hacen del país un auténtico remanso de estabilidad en tiempos turbulentos”.

Sin embargo, subrayó que si bien México destaca por su estabilidad macroeconómica, el reto principal para el país es su bajo crecimiento desde el punto de vista comparativo.

Agregó que pese a la profunda integración con Estados Unidos, donde el estímulo fiscal masivo dio pie a un sólido repunte económico, la recuperación de México quedó a la zaga de la de sus homólogos.

Al tener en cuenta los factores positivos externos, los resultados económicos del país deberían haber sido mucho mejores, pero el apoyo fiscal limitado y la debilidad en la inversión privada lastraron la recuperación.

UBS agregó que la inversión fija ha subido desde la crisis de la pandemia, pero sigue muy por debajo de los niveles de 2018. El gasto en maquinaria y equipo ha aumentado de forma considerable para atender a la fuerte demanda externa de exportaciones de productos manufacturados, pero las tendencias de construcción, que dependen de las perspectivas de crecimiento, siguen siendo decepcionantes.

Esta circunstancia indica que la inversión en capacidad nueva no ha crecido mucho, y he ahí una de las razones que explican el crecimiento económico deslucido del país.

Por otra parte, el banco indicó que la inflación superior al promedio y la desaceleración de las remesas podrían frenar el consumo de los hogares en México. “En ese contexto, prevemos que la economía mexicana apenas crecerá un 0.5 por ciento el año que viene”.

Estimó que la inflación general de México puede haber tocado techo en septiembre. Sin embargo, la inflación subyacente “ha subido sin piedad” en los últimos 23 meses hasta alcanzar un nuevo máximo del 8.4 por ciento.

“Vemos factores que apuntan a una moderación de la inflación, entre los que cabe destacar una relajación de las perturbaciones para la cadena de suministro, la acumulación de inventario entre los minoristas de bienes duraderos y una ralentización de la actividad , económica mundial”, indicó.

No obstante, el ritmo de la desinflación aún está en el aire y la convergencia con el objetivo del 3.0 por ciento del Banco de México (Banxico) no está prevista hasta el tercer trimestre de 2024.

De cara al futuro, UBS consideró que la próxima desaceleración de Estados Unidos será perjudicial para México, ya que es una economía muy abierta y sus exportaciones representan el 38 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Casi el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas van a territorio estadounidense. Por ese motivo, a medida que la economía de Estados Unidos pierda impulso, cabe esperar que México sufra la misma suerte.

E n tanto que la subida de las tasas de interés ya está afectando a la actividad económica estadounidense. Por ejemplo, los inicios de construcción de vivienda, ya muestra una tendencia descendente porque el incremento de las tasas hipotecarias las hace menos asequibles.

Esa tendencia podría afectar a las remesas enviadas a México, puesto que muchas obras de construcción en Estados Unidos emplean a trabajadores de origen mexicano.