El aumento de la tasa de interés y de precios incidirá en la reducción del consumo, lo que impactará en menor recaudación de IVA, IEPS e ISR que representan 57.9 por ciento de ingresos tributarios no petroleros presupuestado para 2022, lo que afectará aún más el crecimiento del PIB, alertó el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM.
El coordinador del LACEN, Ignacio Martínez, advirtió que en marzo ya incidirá el aumento de fertilizantes resultado del conflicto en Ucrania que tocará en los precios agrícolas de abril y mayo, siendo los meses con mayor sequía, otro factor que también impacta en los costos.
En marzo del 2022, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación de 0.99 por ciento respecto al mes anterior. Con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 7.45 por ciento.
Sin embargo, Martínez subrayó que en México la inflación no es resultado del “efecto Ucrania”; ya que éste sólo impacta en 0.25 por ciento de la inflación en México.
El incremento de precios es resultado de intermediarios de productos agropecuarios y alimentos, principalmente cadenas minoristas; aunado que los concesionarios de estaciones de gasolina, aprovechando el incremento del precio internacional del petróleo, aumentaron los precios de diésel, gasolinas Magna y Premium.
El coordinador del LACEN expuso que el ataque a Ucrania provocó alza en gasolina; del 24 de febrero al 24 de marzo, el precio aumento 1.50 pesos en gasolina Magna y 2.50 pesos en gasolina Premium.
A pesar de que el Gobierno incrementó el subsidio al IEPS en gasolina, de 80 a 100 por ciento, destacó que los concesionarios aumentaron de manera indiscriminada el precio del combustible, impactando en productos agropecuarios.
Con ello, desde la primera quincena de marzo se notaron los aumentos en transporte y hospedaje en la víspera de Semana Santa, en tanto que el Banco de México determinó aumentar su tasa de interés en 50 puntos base, la tasa interbancaria a 1 día a 6.50 por ciento.
- El dato: El encarecimiento de las materias primas se ha traducido en una inflación de 5.7% en economías avanzadas y de 8.7% en las emergentes.