IP debe invertir más; Gobierno está limitado

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Especialistas y analistas han planteado diversas vías para alcanzar un mayor crecimiento económico, tema central de la actual administración; no obstante, la infraestructura  es una que tiene un gran potencial para impulsar las finanzas públicas, principalmente la de carreteras y vías férreas, debido a la fuerte relación comercial con Estados Unidos, así como las telecomunicaciones y el turismo.

De acuerdo con el análisis “Invertir en Infraestructura”, de Deloitte México, la iniciativa privada podría asumir los costos porque el Gobierno no tiene la capacidad de asumir, pues su participación en la infraestructura es de 20 por ciento del total invertido, mientras que en países desarrollados ronda el 40 por ciento, es decir, ayudaría a reducir el rezago en el que se encuentra el sector, además de que detonaría el crecimiento económico del país.

Recientemente, el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción reportó que el valor de producción de las empresas constructoras en el primer cuatrimestre acumuló un valor de producción de 170 mil 083 millones de pesos, que representó una baja de 3.6 por ciento respecto al mismo periodo del año previo.

Estados, como Colima, registraron el mejor resultado al lograr un crecimiento de 82.7 por ciento en contraste con Tabasco, quien tuvo el peor desempeño al retroceder 48.8 por ciento en el mismo período con relación al primer trimestre de 2018.

Asimismo, el 62 por ciento de las obras facturadas en el país correspondieron al sector privado, con un total de 106 mil 096 millones de pesos. La IP participó más en Quintana Roo, Querétaro y Jalisco.

No obstante, las entidades con mayor crecimiento del sector de la construcción fue Baja California Sur, Oaxaca, Tabasco y Yucatán, con 71.3, 21.9, 18.4 y 18.2 por ciento, respectivamente, mientras que Querétaro, pese a contar con más obras privadas, fue el que más retrocedió en 2018, con 18.6 por ciento.

Para Deloitte, México no toma en cuenta el potencial de infraestructura del turismo y el de telecomunicaciones, ya que por muchos años se han quedado rezagados, incluso no han avanzado obras hidráulicas y en el sector salud, entre otros. Lo ideal es que esos proyectos que se definan para estos rubros deberían contar con planes tanto a mediano como a largo plazo.

La consultora explica que en el Gobierno se ha hablado mucho de los megaproyectos (el Tren Maya, el corredor del Istmo, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía); pero mientras se espera a que éstos maduren, sería oportuno tener una cartera de obras y acciones de menor escala.

Cabe recordar que el Gobierno y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) acordaron impulsr  la inversión de la IP, que aumentaría su financiamiento de 17.5 a 20 por ciento.

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