La economía mexicana ha desarrollado desequilibrios internos y externos que aumentan su vulnerabilidad y podrían crear condiciones para un ajuste brusco si no se desactivan a tiempo, advirtió Moody’s Analytics.
“Los desequilibrios actuales han superado los niveles que detonaron la última gran crisis de fin de sexenio a finales de 1994, aunque las condiciones actuales son diferentes. Reducir la vulnerabilidad económica requiere ajustes de política económica en el corto plazo”, estimó Alfredo Coutiño, director para América Latina de la firma, que es la unidad de análisis económico de Moody’s Corporation.
Refirió que después de la profunda recesión causada por la pandemia en 2020, la economía empezó a expandirse por encima de su capacidad potencial a mediados de 2022 mayormente impulsada por el consumo privado.
En un análisis, expuso que cuando una economía sufre un exceso de demanda por un periodo prolongado, la producción nacional no alcanza a satisfacer a la demanda interna, por lo que dicho exceso tiende a acomodarse tanto en inflación como en desequilibrio externo.
Es necesario que la política económica fiscal y monetariaAlfredo Coutiño, Director para América Latina de Moody’s Analytics
redoble los esfuerzos para reducir la vulnerabilidad de la economía y evitar el riesgo de un ajuste económico precipitado
Coutiño mencionó que en el crecimiento desequilibrio externo también ha jugado un papel relevante el fortalecimiento del peso, lo cual abarata el precio de las importaciones.
Lo negativo es que el desequilibrio externo aumenta la vulnerabilidad de la economía y genera un efecto de desplazamiento de la producción nacional.
Alertó que el programa fiscal expansivo aprobado para 2024 podría agregarle más combustible a la demanda interna y aumentar el exceso de demanda con mayores consecuencias en la ampliación del desequilibrio externo.
Esto podría elevar aún más la vulnerabilidad de la economía mexicana, cuando los desequilibrios interno y externo ya superan los niveles alcanzados en la crisis del peso de finales de 1994.
“Por lo que es necesario que la política económica fiscal y monetaria redoble los esfuerzos para reducir la vulnerabilidad de la economía y evitar el riesgo de un ajuste económico precipitado”, añadió.
A su vez, Fitch Ratings señaló que su perspectiva para las economías latinoamericanas en 2024 es “neutral”, con algunos países sufriendo una baja de la actividad y otros con recuperaciones leves, lo que llevaría a una “modesta desaceleración” para la región en relación con 2023.
Refirió que el menor crecimiento de Estados Unidos presionará a México y Centroamérica, dependientes de las remesas y los vínculos comerciales con la mayor economía del mundo.