Para 2024 se configura un escenario macroeconómico “complejo” para las naciones de América Latina y el Caribe, México incluido, lo cual se reflejará en un repunte del desempleo, mayor informalidad y la tendencia creciente del “fenómeno del trabajador pobre”, anticipó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este panorama será caracterizado por bajas tasas de crecimiento económico, limitado espacio fiscal, inflación elevada, altos niveles de endeudamiento y mercados fnancieros internacionales menos líquidos, señaló en el informe “Panorama Laboral 2023”.
La OIT prevé que la tasa de desempleo se ubique en 6.5 por ciento este año (6.3 por ciento ajustado) y aumente hasta a 6.8 por ciento en 2024, debido a las perspectivas económicas que tienen organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Se estima, dijo, que la economía en la región crecerá 1.8 por ciento el próximo año, menor que 2.2 por ciento–2.3 por ciento proyectado para 2023 y que el 3.9 por ciento de expansión registrado el año pasado.
“Es esperable que esta desaceleración tenga implicaciones negativas en los mercados laborales; no sólo se trata de una mayor desocupación, sino de una mayor informalidad laboral”, dijo Claudia Coenjaerts, directora de la OIT para América Latina y el Caribe, en una conferencia de prensa virtual, de acuerdo con Reuters. Luego de que el desempleo alcanzara, en 2020, su máximo en una década, con una tasa de 10.6 por ciento, éste descendió a 7.2 por ciento el año pasado, aunque en un contexto de menor calidad laboral y salarial. Por ejemplo, se registró un repunte de la aportación informal, que si bien ha venido descendiendo, aún representa más de la mitad.
La contribución del crecimiento de los puestos de trabajo informales fue de 90 por ciento en el cuarto trimestre del 2020; de 70 por ciento en el segundo trimestre de 2022 y de 61 por ciento en igual periodo de este 2023.
Alcanza para menos
Ante esta situación, prevé que el “fenómeno del trabajador pobre” siga en ascenso.
“La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos laborales hace que el ‘fenómeno del trabajador pobre’ —que significa que las personas pueden vivir en situación de pobreza aun teniendo un empleo— pueda seguir creciendo en la región. Más aún, considerando que los niveles de empleo en varios países han retornado a los valores prepandemia o están cercanos a ellos, pero donde el agregado de ingresos laborales y familiares reales aún es inferior que en aquel momento”, dijo.
En el reporte señaló que el panorama en materia de evolución de los ingresos reales del trabajo ha ido crecientemente complejizándose debido a la aceleración inflacionaria y a su impacto negativo sobre el poder adquisitivo de los salarios.
La escalada de precios, acotó la OIT, también afectó negativamente la evolución de los salarios mínimos reales en varios países de la región. En seis de las 17 naciones, el valor real de esta partida en el primer semestre del 2023 era inferior al del primer semestre del 2019. La pérdida de poder adquisitivo asciende hasta a 16 por ciento en algunas economías. En tres países restantes, el salario mínimo real es similar o muy levemente superior al observado cuatro años atrás. Por lo tanto, sólo en ocho el valor real es signifcativamente más elevado que en aquel año, donde se destaca México..
“Tener un puesto de trabajo no es garantía para vivir fuera de la situación de pobreza y esto tiene que ver con los bajos salarios en promedio que están asociados a la informalidad y la precariedad”, dijo Roxana Maurizio, coordinadora del Panorama Laboral de la OIT.
Por otro lado, la OIT alertó sobre la situación del empleo juvenil. La tasa de desocupación en este sector poblacional es de 14.4 por ciento, más del doble que la general, situada en 6.5 por ciento. Sin embargo, algunos países exhiben niveles significativamente más altos, llegando a valores cercanos a 30 por ciento.
En el caso específico de México, la tasa de desempleo general en el tercer trimestre del año fue de 2.8 por ciento; es decir, por debajo del promedio de la región. Cuando se ve en los jóvenes, es cierto que la desocupación sube a 5.9 por ciento, pero está entre las tasas más bajas de las naciones estudiadas.
Además, a nivel regional, la tasa de informalidad entre las personas jóvenes es de 58 por ciento, signifcativamente superior a 45 por ciento registrado entre los adultos.
“Persisten mayores dificultades históricas que experimentan los jóvenes. Entre otras, una mayor intermitencia laboral. La mayor inestabilidad ocupacional, a su vez, se asocia a su mayor prevalencia en actividades informales, precarias y de baja calificación”, expuso el organismo.