En estas fiestas navideñas, 31.5 por ciento del bacalao que tendrán en sus mesas los mexicanos, tanto para la cena de Navidad como de fin de año, en realidad será tiburón, incluso tilapia procedente de China.
El precio actual del kilo del supuesto bacalao importado desde aguas de Noruega se comercializa alrededor de 400 pesos en mercados especializados en pescados y mariscos, tiendas de ultramarinos y de autoservicio, principalmente.
La tilapia tiene un valor promedio de 140 pesos por kilo, es decir, hay un “robo” al consumidor de 260 pesos, equivalente a un precio mayor en 85.7 por ciento.
En entrevista con La Razón, la directora de Transparencia de Oceana en México, Mariana Aziz, explicó que la organización llevó a cabo un estudio científico de diferentes muestras de bacalao de pescaderías, restaurantes y supermercados.
En el análisis de ADN se encontraron siete especies distintas de tiburón, incluido el tiburón martillo (Sphyrna lewini) considerada como una especie en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Asimismo, hallaron productos de acuacultura como la tilapia, cuyo valor es hasta cinco veces menor.
Contrario a lo esperado, las pescaderías son las que más bacalao pirata venden con un porcentaje de 55 por ciento. Le siguen restaurantes con 40 por ciento y es en los centros comerciales donde hay menor posibilidad de que haya fraude, con sólo 4.5 por ciento, de acuerdo con los resultados.
Mariana Aziz reiteró su llamado a la Secretaría de Agricultura a que establezca una ruta de trazabilidad del producto que dice llamarse bacalao, el cual no existe en las aguas de México y, por ello, siempre se recurre a la importación.
La representante de Oceana, organización internacional centrada en la conservación de los océanos, destacó que esta problemática continúa hasta la fecha porque “no existen los mecanismos de información para garantizar que la especie que nos ofrecen sea realmente la que nos dicen”.
Respecto a cómo el consumidor puede darse cuenta del engaño, reconoció que es complicado, debido a que los sabores entre el bacalao noruego, el tiburón y la tilapia son muy similares.
Sin embargo, dijo, “no deberíamos resignarnos a vivir en la opacidad, ni a comer tiburones en peligro o especies más baratas a las que pagamos cada Navidad”.
Respecto a quiénes son los responsables de sustituir el bacalao por otras especies, engañando al consumidor, Mariana Aziz precisó que no se puede detectar mientras no exista la obligatoriedad de la ruta de trazabilidad del animal, desde que se pesca, hasta que llega a las mesas de los comensales.
“Es necesario conocer el recorrido de los pescados del barco al plato. Es urgente que contemos con una Norma Oficial Mexicana de trazabilidad de pescados y mariscos”, agregó la directora de Transparencia de Oceana en México.