El sindicato United Auto Workers (UAW) inició ayer una huelga en una planta de montaje de General Motors (GM), en Texas, que fabrica los rentables vehículos utilitarios del fabricante estadounidense, en otra ampliación significativa de la protesta laboral.
La UAW dijo, en un comunicado, que otros cinco mil trabajadores se sumarán a la huelga, que llega así al lugar donde se fabrican algunos de los vehículos más rentables de GM: el Chevy Tahoe, Chevy Suburban, GMC Yukon y Cadillac Escalade. El paro en Arlington Assembly eleva el número total de miembros de la UAW en paro en los tres grandes fabricantes de autos a más de 45 mil, en un momento en que la huelga está a punto de cumplir seis semanas.
GM informó de ganancias superiores a las esperadas en el tercer trimestre, pero retiró sus previsiones financieras para todo el año, debido a la incertidumbre de la huelga. La compañía no hizo comentarios inmediatos sobre la ampliación de la huelga.
El sindicato exigía inicialmente un aumento salarial de 40 por ciento en cuatro años y medio, incluido un incremento inmediato de 20 por ciento, mejoras en las prestaciones, así como la cobertura de los trabajadores de la planta de baterías de vehículos eléctricos bajo acuerdos sindicales. La UAW y las automotrices también están negociando los futuros salarios y las políticas de sindicación de las plantas de baterías para vehículos eléctricos proyectadas por empresas conjuntas de las compañías y sus socios surcoreanos.
Estas conversaciones son complicadas, ya que las empresas conjuntas son compañías independientes.