El precio del kilo de tortilla sigue al alza y en el último mes incrementó su costo en 4.0 por ciento, de acuerdo con un sondeo realizado a nivel nacional por la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
“Así como lo informamos oportunamente respecto al encarecimiento del huevo, cuyo precio promedio nacional pasó de 37 pesos el kilo a rondar los 60 pesos en menos de quince días, ahora toca hablar del precio del kilo de la tortilla que sigue al alza y en el último mes ha incrementado su costo en 4.0 por ciento”, expuso el organismo.
Los precios más altos del kilo de tortilla en el último mes se ubican en el estado de Guerrero donde tiene un valor de 30 pesos, le sigue Colima con 28 pesos, y Tamaulipas con un precio de 27 pesos.
Mientras que Veracruz, Nayarit, Morelos y Jalisco, el kilogramo del básico tiene un costo de 26 pesos y en Nuevo León el kilo de tortilla se adquiere en 25 pesos.
“Esto demuestra y confirma que aún no se tiene una recuperación económica sólida. El encarecimiento de la tortilla, alimento toral en la dieta de los mexicanos, es igual o más doloroso que el del huevo”, aseguró Cuauhtémoc Rivera, presidente de Anpec.
Recordó que el kilo de tortilla antes de la pandemia de Covid-19 costaba entre 10.30 pesos y 10.70 pesos, por lo que si se compara con el precio actual de hasta 30 pesos en algunas entidades, el encarecimiento del básico es de 180.37 por ciento.
“Sobra decir que nuestro pueblo tiene la cultura del consumo de maíz, por ello se puede afirmar como sentencia la máxima que ‘sin maíz no hay país’”, comentó Cuauhtémoc Rivera.
Destacó que diversos factores explican la constante alza de precio de este alimento; tal es el caso de la guerra entre Rusia y Ucrania, principales productores del grano de maíz, así como el incremento del costo energético en servicios fundamentales para su producción, como el gas natural y la energía eléctrica.
A ello se suma el encarecimiento de la mano de obra, la inseguridad carretera que eleva los precios del suministro y abasto, la extorsión para su comercialización en muchos municipios del país, y desde luego, el bajo poder de compra de la población.
La Anpec destacó que el comercio al mayoreo y al menudeo cerró con números rojos el año pasado, con una caída de 1.3 por ciento y 1.5 por ciento, respectivamente; “producto de la inflación que ha obligado a los mexicanos a restringir y bajar la calidad de su consumo”.
Rivera destacó que para el Banco de México (Banxico), la consistente inflación subyacente responde a la presión del incremento de las mercancías alimenticias y elevado costo de servicios.
“Si bien la tendencia mejora, aún no muestra que vaya a la baja, ya que el entorno inflacionario sigue siendo complejo e incierto. La inflación en la economía nacional obedece tanto a presiones externas como internas”, destacó el organismo.
Aseguró que la inflación alimentaria hasta ahora ha manifestado una disminución marginal casi imperceptible para el consumidor; sin embargo, el incremento de precios en el costo de los servicios en el último mes ha “pegado” mucho a las familias mexicanas.
“Muchas voces ubican los pronósticos en materia de inflación general y subyacente en un 5.0 por ciento al menos, pero en Anpec seguimos desconfiando de esta versión optimista del futuro económico”, acotó el presidente de la alianza.
Recordó que, en el país, 50 millones de mexicanos no tienen el poder de comprar lo necesario de la canasta básica que demandan sus familias y siguen sobreviviendo por debajo de la línea del bienestar.
Mientras que 38.5 por ciento de la población nacional vive en una situación de pobreza laboral y padecen la precarización de su fuerza de trabajo en comparación previo al inicio de la contingencia sanitaria.
Cuauhtémoc Rivera consideró que contener la inflación ha costado mucho sacrificio a los mexicanos, principalmente a los de condición económica más vulnerable.
La muestra de ello es el elevado pago de 11.0 por ciento de interés por el dinero para evitar la fuga de capitales; así como el subsidio energético a las gasolinas y diésel para evitar un mayor encarecimiento en el costo de transporte de insumos y mercancías.
“Muchas fuerzas del mercado insisten en que los bancos centrales deben bajar las tasas de interés, toda vez que ya no es necesaria su contención inflacionaria”, destacó el líder de la Anpec.
Sin embargo, señaló que no todos los bancos centrales tienen la misma lectura y aseguran que aún se vive un periodo de inestabilidad e incertidumbre económica de alto riesgo.
Por tal razón, la Anpec estimó que la Reserva Federal de Estados Unidos seguirá elevando sus tasas de interés este año para atajar los riesgos de una recesión.
“Estas lecturas encontradas del momento económico expresan y confirman que, al menos este año, no hemos superado el flagelo inflacionario que azota nuestro consumo”, puntualizó.