Sembrando Vida, uno de los programas sociales insignia del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ha contribuido desde 2019 a mejorar los ingresos de sus más de 433 mil beneficiarios; sin embargo, para aquellos que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad y pobreza, la entrega de recursos no ha sido suficiente para mejorar su situación económica y alimentaria.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sostuvo en su reporte de Evaluación de Impacto Cualitativa del Programa Sembrando Vida, que aún cuando los beneficiarios con mayor vulnerabilidad y pobreza reciben un apoyo económico de 6 mil 250 pesos mensuales, su condición socioeconómica no ha cambiado.
Lo anterior ocurre luego de que hay múltiples factores sociales como el tamaño de sus familias o que carecen de otros ingresos complementarios, lo que impide que el programa logre su principal objetivo: contribuir al bienestar social de los campesinos o productores, explicó en conferencia de prensa, el director ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz.
Comentó que, por el contrario, en los beneficiarios con familias pequeñas y que no dependen únicamente del apoyo, el programa incluso ha promovido la práctica de ahorro, la cual ha sido aprovechada para adquirir más insumos y mejorar la producción de sus parcelas y, en algunos casos, para financiar otros sistemas productivos o pequeños emprendimientos comerciales.
No obstante, destacó que para los beneficiarios con familias grandes, de hasta 10 o más integrantes, esto no es posible debido a que el apoyo representa una gran proporción del gasto destinado a satisfacer sus necesidades básicas.
Por otra parte, el informe de la Coneval destaca que entre las razones por las que los beneficiarios suelen darse de baja del programa se encuentran “la inflación y el encarecimiento de la mano de obra agrícola asociados, respectivamente, con condiciones macroeconómicas y la creciente demanda a nivel local provocada por Sembrando Vida”.
De igual forma, la delincuencia ha sido otro factor que ha contribuido a que los campesinos y productores se den de baja, pues los altos índices de violencia en algunas regiones han obligado a los beneficiarios a desplazarse y abandonar sus unidades de producción, añade el reporte.
INCLUSIÓN DE MUJERES. De acuerdo con el Coneval, otros de los hallazgos es que al interior de las Comunidades de Aprendizaje Campesino, establecida en las Reglas de “Operación del Programa” se dio una mayor inclusión de mujeres campesinas y productoras en el trabajo, quienes incluso se incorporaron a cargos administrativos.
Sin embargo, el estudio identificó que en esta inclusión provocó una sobrecarga de trabajo para las beneficiarias, pues tuvieron que combinar las actividades demandadas por el programa con las del hogar y de otras actividades económicas que realicen. “Aquellas mujeres sin redes de apoyo presentan una mayor dificultad para permanecer como beneficiarias del programa, debido a la cantidad de actividades y funciones que deben desempeñar”, resalta.