El triunfo del ultraderechista Javier Milei disparó las acciones de las empresas argentinas que operan en Wall Street; sin embargo, analistas anticipan volatilidad en el mercado cambiario de la nación sudamericana y retos importantes en materia económica para el presidente electo.
Los títulos de la petrolera argentina YPF subieron más de 40 por ciento en el mercado accionario de Nueva York en las primeras horas de ayer, después de que Milei declarara que buscará vender la compañía. Sin embargo, cerró con un avance de 39.9 por ciento. Cabe destacar que la Bolsa del país latinoamericano no operó por feriado nacional.
El presidente electo comentó que planea privatizar varias empresas estatales, entre ellas YPF, como parte de su estrategia de limitar la participación pública en el mercado y para sanear las cuentas públicas. El Estado argentino estatizó 51 por ciento de la petrolera hace más de una década de manos de la española Repsol. Del total de esas acciones, 49 por ciento está en manos de las provincias, que son también dueñas de los recursos hidrocarburíferos del país austral.
YPF, la mayor petrolera de Argentina, lidera la actividad de desarrollo de la formación Vaca Muerta, la segunda reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo, que tiene el tamaño de Bélgica.
Las medidas (del presidente electo), si se promulgan como se describió en la campaña, provocarían un ajuste económico abrupto y profundo, colapsando la demanda interna y amenazando la estabilidad económicaJaime Reusche<br>Analista de Moody’s
Otras empresas que ganaron fueron Pampa Energía, con un avance de 17.92 por ciento; Grupo Supervielle, con 23.90 por ciento; Banco Macro, con 20.16 por ciento; Banco BBVA Argentina, con 18.59 por ciento, y Grupo Financiero Galicia, con 17.20 por ciento.
Por su parte, la energética Central Puerto ganó 20.13 por ciento y la cementera Loma Negra Compañía Industrial subió 14.48 por ciento.
Temores por economía. La agencia calificadora Moody’s considera que Milei enfrenta desafíos políticos extremos con resultados altamente inciertos. Las medidas que el presidente electo propuso durante su campaña podrían, con el tiempo, “abordar los marcados desequilibrios que actualmente paralizan la actividad económica de Argentina, distorsionar los precios relativos y reducir el poder adquisitivo”, señaló Jaime Reusche, vicepresidente de la firma.
El especialista advirtió que las medidas, si se promulgan como se describió durante la campaña, “provocarían un ajuste económico abrupto y profundo, colapsando la demanda interna y amenazando la estabilidad financiera”.
El mandatario electo deberá resolver una prolongada crisis económica cuando asuma el poder el 10 de diciembre.
La inflación alcanzó 143 por ciento, las reservas netas de moneda extranjera están en rojo, los ahorristas están abandonando el peso y se avecina una recesión, si es que no llegó. Cuatro de cada 10 argentinos viven en la pobreza y se espera una fuerte devaluación del peso.
Milei, que promete una terapia de shock económico con el cierre del banco central y la dolarización, obtuvo 55.69 por ciento de los votos en la segunda vuelta del domingo frente a 44.30 por ciento del actual ministro de Economía, Sergio Massa.
Ven movimientos en moneda. Analistas de Morgan Stanley predijeron un ajuste de al menos 80 por ciento del tipo de cambio oficial de Argentina en diciembre. El banco añadió que era probable que el país negociara un nuevo Programa de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) “relativamente rápido” para evitar incurrir en atrasos con el organismo, con el que tiene un programa de préstamos de 44 mil millones de dólares.
En el centro de Buenos Aires, un pequeño grupo de vendedores de dólares en el mercado paralelo, conocidos como “arbolitos”, anuncia a voz en cuello sus negocios, un día después de que un outsider libertario que prometió dolarizar la economía ganara las elecciones.
El comercio de dólares, de larga data pero ilegal, se ha convertido en centro de atención en medio del ascenso del economista ultraliberal, en un país donde la mayoría de la gente tiene poca fe en el golpeado peso local en medio de una alta inflación y una rápida depreciación.
Los estrictos controles de capital sobre el comercio oficial de divisas limitan el acceso formal a los dólares y han generado una amplia gama de tipos de cambio paralelos en los que los dólares se negocian con una diferencia enorme, más de 900 pesos por dólar frente a 350 al tipo de cambio oficial. Ayer, las calles estaban más tranquilas de lo normal debido a un feriado bancario local y con los ciudadanos recuperándose del shock electoral, pero los “arbolitos” vendían dólares a entre 920 y 950 pesos por billete verde, en similares valores al viernes pasado.
Marcelo, un cambista, dijo que, con su grupo, estaba vendiendo dólares a 920, por debajo del precio de 950 que cobraron el viernes. El vendedor espera más fortaleza y cree que el peso alcanzará los 870 u 860 por dólar, una apuesta arriesgada, mientras la mayoría de analistas espera presión en la moneda.
