Urge reforzar el mercado interno

Salustio García Juárez

Es un hecho conocido que el crecimiento económico de México es absolutamente dependiente del sector externo, particularmente del comportamiento de los Estados Unidos, lo que nos coloca en un estado de casi total indefensión para tratar de incidir internamente sobre la velocidad de dicho crecimiento.

Históricamente la dependencia externa de la economía mexicana no es un fenómeno reciente. Para ubicarlo a partir de la segunda mitad del siglo XX, las cifras referentes al peso del sector externo (importaciones y exportaciones) oscilaban entre el 50 y 60 por ciento del total de nuestro comercio con destino a/proveniente de los Estados Unidos. Porcentajes que en aquellas lejanas fechas parecían altamente preocupantes precisamente por lo que se consideraba una exagerada dependencia de un solo país. Se hicieron algunos intentos, en el gobierno de Luis Echeverría en especial, para ampliar el comercio con los países socialistas pero sin éxitos concretos.

Ésta de por si grave situación se agudiza con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado por los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México que entró en vigor el 1 de enero de 1994. El objetivo de este Tratado era evidentemente la liberalización del intercambio comercial, unos productos de forma inmediata y otros con un calendario ya establecido.

El resultado fue que las exportaciones fluyeron a los Estados Unidos casi al mismo tiempo que las importaciones provenientes de ese país con lo que el peso del sector externo en su conjunto llegó en algunos años a representar alrededor del 90 por ciento del total de nuestro sector externo. Actualmente el porcentaje oscila sobre el 80 por ciento, que si bien ya no es tan elevado, es bastante mayor al 60 de las décadas de los 60 y 70’s.

Hasta aquí la situación de la economía mexicana respecto de un casi mercado único es preocupante sin embargo han aparecido nuevas complicaciones. Actualmente las exportaciones de México al exterior se han transformado en el verdadero motor de crecimiento de la economía con lo que automáticamente el ritmo del mismo está fijado por la economía mundial, en especial por los países con los que se tienen intercambios comerciales y privativamente por los Estados Unidos.

Ante este hecho innegable es urgente y prioritario aplicar estrategias de política económica para que el ritmo de crecimiento económico sea autónomo (endógeno). Para lograrlo es necesario e insoslayable fortalecer el mercado interno para no depender de la dinámica global. Se deben aumentar los salarios en proporción a su productividad (por decreto no funcionan), reducir (y de preferencia eliminar) la economía informal, sustituir importaciones que refuercen las cadenas productivas sobre todo en los productos de exportación, aplicar una política fiscal que reduzca sensiblemente la pésima distribución del ingreso e instrumentar las reformas estructurales que coadyuven al objetivo buscado. Sólo así se tendrá crecimiento endógeno.

salustiovi@hotmail.com

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