Lo que inició en Lobohombo

Julián Andrade

La noche de la Ciudad de México también es de los extorsionadores. Muchos establecimientos son sujetos a pagos de cuotas para poder funcionar.

Son un cobro de piso en los que participan grupos criminales y autoridades corruptas. Los pagos no siempre son en dinero y pueden responder a toda una cadena de intereses.

El asunto es viejo, tanto como se quiera escarbar, pero en octubre de 2000 ocurrió una tragedia en la discoteca Lobohombo que mostró la punta del iceberg y la gravedad del asunto.

En el lugar ocurrió un incendio en el que murieron 22 personas y otras 30 resultaron heridas. El establecimiento no contaba con salidas de emergencia, violaba las disposiciones de protección civil, y los meseros impidieron la salida de comensales “para que no se fueran sin pagar”.

El dueño, Alejandro Iglesias Rebollo, fue acusado de homicidio culposo y pudo evitar la prisión.

¿Por qué funcionaba un lugar así? ¿Por qué lo permitían las autoridades? La respuesta estaba en el apoyo que el propietario de la discoteca daba al PRD y a sus candidatos.

Por aquellos días se publicaron fotografías de las meseras de Lobohombo ataviadas de blanco y amarillo y ondeando banderas del sol azteca.

Interrogadas al respecto, señalaban que tenían que desfilar para “mantener su fuente de empleo”.

Hoy en el terreno que alguna vez albergó al Lobohombo hay una estación de bomberos, como recordatorio de lo que ocurrió y de la ruindad a la que pueden llegar algunas personas.

En junio de 2008, 12 personas, la mayoría adolescentes, murieron por asfixia en el News Divine. El caso es de los más estremecedores, porque se trató de una extorsión policiaca.

Las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública amenazaban con remitir a los jóvenes a la delegación y querían dinero para no hacerlo. Por eso impidieron la salida por las puertas de emergencia. No querían dejar escapar ni a una de sus víctimas, ya que podían sacarle dinero a los padres de los adolescentes.

En el News Divine no hay monumentos, pero sí arreglos florales con los que familiares de los jóvenes que fallecieron recuerdan el daño que causa la impunidad y la mala actuación de la policía. Supongo que desde el poder intentan olvidar el asunto, aunque ello sea casi imposible.

Hace unos días, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal realizó una redada en el table dance Cadillac en la colonia Anzures. Tres decenas de personas fueron remitidas a la delegación y se investiga a los dueños del lugar por trata de personas.

Es un buen punto para el Ministerio Público, pero vale la pena preguntarse cómo es que el lugar estuvo en funcionamiento por años. Es evidente, y así demuestra la experiencia, que pagaron para hacerlo y recibieron a cambio la protección que se requiere.

Moraleja: en cada uno de estos asuntos hay una larga serie de hechos de corrupción y para que terminen habrá que cambiar la lógica que lo permite, por favores políticos, monetarios o delincuenciales.

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