Salustio García Juárez
En las dos semanas anteriores se publicaron dos informaciones relevantes sobre la Inversión Extranjera Directa. El Índice de Confianza de la IED de ATKearney ubicó a México en el 9º lugar y el presidente de México adelantó que en este año el ingreso de IED rebasará los 40 mil millones de dólares.
El 9º lugar mundial de los sitios preferidos para invertir es fruto, en palabras del Director General de ATKearney México, de que “Se están llevando a cabo los cambios que el país necesita para ser atractivo. Los inversionistas están mandando señales de que tomarán decisiones favorables para el país si se concretan reformas profundas”. Entorno positivo para la IED gracias al buen desempeño de la economía.
Sin poner en duda la afirmación presidencial es conveniente señalar que la tendencia de captación de IED de los últimos años prácticamente está en el mismo nivel por lo que sumado a los ingresos generados por la venta del Grupo Modelo y de Comex, alcanzará la cifra señalada. Pero este exagerado ingreso extraordinario seguramente no se volverá a presentar por lo que en el futuro se retomará la tendencia histórica o en el mejor de los casos mejorará ligeramente.
La importancia de la inversión extranjera es indudable sin embargo es importante determinar cuál es la más conveniente para la economía nacional.
En la nueva presentación de la Balanza de Pagos la Cuenta Financiera contiene tres rubros: IED, Inversión de Cartera y Otra Inversión. El primer concepto se refiere a inversión productiva (la que se realiza en “fierros”) que para efectos del crecimiento de la economía es el más importante ya que implica incrementar la capacidad productiva; genera nuevos montos de producción que hacen más grande el PIB nacional.
El segundo rubro, como su mismo nombre lo señala, hace referencia a capitales ingresados al sistema financiero del país y que no aumentan la capacidad productiva, en el entendido que representan ingresos positivos al país y por tanto no son despreciables. Son capitales especulativos, sumamente volátiles ante cualquier cambio interno o externo de la economía y por tanto nada confiables en su permanencia en el país.
En este contexto es evidente que buscando el crecimiento económico la IED es la única que permite propiciar el aumento de la capacidad productiva que indudablemente se reflejará en mayores cifras de bienes y servicios en el futuro, sin dejar de mencionar que desde la óptica de presentar saldo superavitario en la Cuenta Financiera cualquiera de las tres es bienvenida.
Cuidado con los casos de compra de empresas ya establecidas por parte de compañías extranjeras, en los que se debe ser muy objetivo y no dejarse llevar por la ilusión (caso Grupo Modelo y Comex) del ingreso de nueva IED.
Efectivamente los recursos si ingresan pero no existe incremento de la inversión ni de la producción, con la “desventaja” de la desnacionalización de la producción nacional, que en un mundo globalizado, quizá ya es intrascendente. ¿Cuál beneficio?
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