Salustio García Juárez
La semana anterior el Coneval informó que el número de personas por debajo de la Línea de Bienestar en 2012 aumentó a 60.6 millones (51.6 por ciento del total) respecto de los 54.7 millones de 2008 (49 por ciento), cifra predecible atendiendo al entorno económico nacional e internacional.
Es importante señalar que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) establece la Línea de Bienestar como el ingreso mínimo de la población para adquirir las canastas alimentaria y no alimentaria que estableció en 2 mil 329 pesos per cápita al mes en la zona urbana y en mil 490 pesos en la zona rural. Además instituye la Línea de Bienestar Mínimo que incluye sólo la canasta alimentaria y que la cuantificó en mil 125 pesos per cápita en la zona urbana y en 800 pesos en la zona rural. 18.7 millones de personas no alcanzaron a cubrir esos montos en 2010 y 23.5 millones en 2012. Son los individuos clasificados en Pobreza Extrema.
La publicación de los datos no causó sorpresa —eran totalmente previsibles— y si la hubo fue por el reducido incremento registrado ocasionado por la interacción de las características propias de la economía mexicana que explican a cabalidad el comportamiento de este indicador y que permite elaborar pronósticos con alto grado de certidumbre.
Un primer elemento explicativo se refiere a la reducida tasa de crecimiento de la economía nacional, medida por el PIB. El gobierno de Felipe Calderón tuvo una tasa media anual de crecimiento de 1.8 por ciento en tanto que el de Vicente Fox fue de 2.1 por ciento. Si no hay crecimiento económico no hay generación de empleos y ante la carencia de éstos los futuros empleados no tienen la posibilidad de recibir ingresos, deprimiendo la demanda agregada y ocasionando que el PIB entre en un círculo vicioso.
Elevada tasa de Empleo Informal. De los 47.8 millones de personas ocupadas, 28.2 millones laboran en la economía informal, equivalente al 59 por ciento del total. Empleos con elevado grado de precariedad y baja productividad pero con la enorme ventaja de proporcionar un ingreso a quien lo necesita.
Productividad en retroceso. El país no sólo no ha escalado mejores posiciones en las clasificaciones mundiales sino que las ha perdido en los últimos años, ocasionando con ello reducidos aumentos en la producción o incluso retrocesos que impactan directamente la posibilidad de mejoras salariales.
Precios de los alimentos al alza. Entre 2010 y 2012 la inflación acumulada fue de 8.2 por ciento en tanto que la de los alimentos ascendió al 17 por ciento, causando indudablemente un fuerte perjuicio al reducir el poder adquisitivo de los mexicanos.
Con base en esos mismos indicadores presentes, un pronóstico de la pobreza para 2018 resultaría desalentador, motivo por el cual la presente administración está decidida a llevar a buen puerto las reformas estructurales, única forma de romper la inercia del modelo económico actual, generador de pobres. La oportunidad está presente.
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