Otto Granados
Según los institutos de estadísticas el número de matrimonios viene a la baja, el de divorcios al alza, y el peculiar intelectual francés Jacques Attali predice que en 2025 la monogamia no sobrevivirá y desaparecerá incluso como ideal, no para dar paso a la poligamia sino a lo que él llama, deliciosamente, los amores simultáneos. ¡Ooops!
Pero mientras eso sucede, la industria del matrimonio se ha convertido en eso que los economistas llamarían un nicho de mercado bastante exitoso para el que sólo se requieren ingenio, buena tecnología y organización, y en muchas ocasiones, lamentablemente, falta de escrúpulos y una vocación para alguna variante de delincuencia organizada.
El diario digital español ESGlobal reportaba estos días una investigación de Pablo Díez que parece contradecir las tendencias y, antes bien, sugiere que la institución, o al menos el sector, goza de cabal salud.
Por ejemplo, los portales on line son cupidos que van que vuelan. En la India, dice Díez, la industria matrimonial mueve anualmente 37.000 millones de dólares (es decir 12 veces más que la nueva inversión de Nissan en México) y crece a un ritmo anual superior al 25%.
Esto incluye todos los insumos relacionados, desde el ajuar hasta la luna de miel, los consejos, la fiesta y la celebración religiosa en su caso. Tan sólo los brokers matrimoniales por Internet representan alrededor de 4 mil millones de dólares anuales.
Otro segmento son los matrimonios interculturales o migratorios, entre personas de nacionalidades diferentes y de muy distinto nivel socioeconómico.
En China, donde florece esta especialidad, algunos agentes matrimoniales cobran cerca de 6 mil dólares a sus clientas chinas que buscan marido con el único propósito de trasladarse a países más ricos. Según cita Díez, estos operadores se encargan de todo, desde la búsqueda y escrutinio de los potenciales maridos hasta la redacción de cartas de amor en inglés y los permisos migratorios.
De hecho, y en respuesta a los crecientes abusos, Estados Unidos promulgó la International Marriage Broker Regulation Act, una ley pensada para proteger a las extranjeras llegadas a ese país a través de intermediarios matrimoniales.
Existe, además, un Mercado del Matrimonio en Shanghai, que es una gran feria de los casaderos a la que acuden cada fin de semana cientos de solteros junto a sus padres para encontrar a personas con las cuales compartir altar.
En fin, aquello de que matrimonio y mortaja del cielo bajan no es hoy sino otra más de las modalidades y tradiciones que Internet ha venido a revolucionar.
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