¿Reforma hacendaria?

Salustio García Juárez

A diez días de conocer la propuesta de reforma hacendaria la percepción es que se quedó corta, atendiendo a la captación de ingresos, ya que contempla un aumento de 1.4 por ciento como proporción del PIB para 2014, con lo que el país queda muy lejos del 34.4 promedio de los países de la OCDE.

La tan publicitada reforma hacendaria era esperada con vastas expectativas en amplios sectores de la sociedad, pero asimismo con preocupación y temor en otros. Paradójicamente su presentación ocasionó un descontento generalizado. Decepción en algunos por considerar que no se intenta llegar al fondo de la solución y contrariedad en otros por la propuesta de ciertas medidas calificadas como excesivas.

Presenta avances en temas que, de tiempo atrás, no se habían enfrentado. La gran virtud de esta reforma está en aplicar de manera explícita la progresividad de la recaudación, en palabras del presidente: “que paguen más los que más tienen”. En ese sentido se entiende la eliminación de la consolidación fiscal para las empresas, la propuesta de gravar con 10 por ciento las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores y el impuesto adicional sobre Pago de Dividendos. Asimismo aumenta de 30 a 32 por ciento la tasa máxima del Impuesto sobre la Renta (ISR) a ingresos anuales superiores a 500 mil pesos y establece el límite de 47 mil 275 pesos a las deducciones personales. Reforma la Ley del ISR que reduce 77 por ciento los tratamientos preferenciales y 47 por ciento los regímenes especiales, y simplifica el pago de este impuesto, lo que propició la eliminación del Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU).

Las propuestas en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para aumentar la captación son la homologación de la tasa del 16 por ciento en las zonas fronterizas y el pago del mismo en colegiaturas, los intereses sobre hipotecas y la venta y renta de casa habitación, así como los espectáculos públicos excepto teatros y circos, además de los chicles y las mascotas. Como otro impuesto al consumo se propone gravar los refrescos en un peso por litro y un impuesto “verde” al consumo de combustibles con carbono. Los impuestos que gravan el consumo son privilegiados mundialmente como los más eficientes, en México son dejados de lado.

Un punto toral de esta reforma es la creación del Régimen de Incorporación Fiscal, programa que intenta incentivar a los negocios a incorporarse a la formalidad, lo que redundará en una ampliación de la base tributaria y en una mayor recaudación futura. Las expectativas en este sentido son pesimistas.

La recaudación estimada por estas medidas para 2014 es de 239.7 miles de millones de pesos -1.4 por ciento como proporción del PIB,- que aumentaría este coeficiente total a 19.5 por ciento, participación sensiblemente inferior al 34.4 por ciento promedio de los países de la OCDE. Mucho desgaste político – social para un magro aumento, lo que demuestra que no es una reforma hacendaria, cuando menos desde la óptica de la recaudación. Un nuevo intento fallido.

salustiovi@hotmail.com

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