Amigos muy distantes

Raymundo

PRIMER TIEMPO: Vientos fuertes por Hidalgo. ¿Qué está pasando en el gobierno? Después de 12 años de gobiernos Montessori (Vicente Fox) y de jugar a todos contra todos (Felipe Calderón), el presidente Enrique Peña Nieto tenía muy claro que la coordinación y comunicación de su gabinete, bajo una dirección vertical y clara, era fundamental. Así lo presumieron sus colaboradores y lo repitió sin cansarse nunca el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Pero el diseño y los deseos, la voluntad y la determinación se han desgastado. Ya no hay ni tanta verticalidad, ni tanta disciplina, ni tanta consistencia. El propio secretario Osorio Chong lo vivió este jueves, cuando uno de los políticos de su tierra Hidalgo, lo ha exhibido en una forma poco elegante. El procurador general Jesús Murillo Karam, que fue gobernador en el estado antes que Osorio Chong, dijo que el gobierno tiene declaraciones de ex miembros de los grupos de autodefensas en Michoacán donde afirman que sus armas fueron provistas por el Cártel Jalisco Nueva Generación. Las autodefensas, que han sido defendidas por el secretario de Gobernación, a las que invitó a integrarse como parte de los cuerpos de seguridad, hoy patrullan y cazan en Michoacán a Los Caballeros Templarios —enemigos del cártel jalisciense—, de la mano de la Policía Federal que depende de Osorio Chong. Para tener más clara las discrepancias en el gobierno, las aseveraciones de Murillo Karam pintan a su superior en el gabinete de respaldar e integrar en la estructura de seguridad del Estado Mexicano, a grupos entre los que hay cómplices del narcotráfico. ¿Por qué lo dijo el procurador? Nada se sabe salvo que Murillo Karam no es un político de sutilezas. ¿Por qué exhibir al secretario de Gobernación? Menos aún se entiende. Pero no sólo será el único que espere respuestas, ya no del procurador sino del secretario de Gobernación. El secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, tendrá cosas qué decir, pues Osorio Chong va a incorporar a los miembros de las autodefensas al Ejército, como guardias rurales, adscritos en Michoacán a un regimiento de caballería. Si no se aclara lo que planteó el procurador, sería como abrir la puerta de las Fuerzas Armadas, a sicarios.

SEGUNDO TIEMPO: Cuando las patadas eran divertidas. Entre las mejores anécdotas de la élite de poder actual era cuando juntos y revueltos, jugaban en los 90 en las canchas de futbol. Eran estudiantes universitarios en el ITAM que compartían la pasión deportiva junto con la política. Sólo se dividían en el terreno de juego y en las contiendas por el control de la sociedad de alumnos. Dos de esos adversarios eran Luis Videgaray, que estudiaba Economía, y Ernesto Cordero, que se matriculaba en Actuaría. Pero la rivalidad no se trasladaba a lo personal. Dos de los mejores amigos del actual secretario de Hacienda, el canciller José Antonio Meade, y el representante mexicano en el Banco Norteamericano, Gerónimo Gutiérrez, también lo son del senador. Del ITAM salieron hacia sus posgrados en las universidades Ivy League en el noreste de Estados Unidos y regresaron para tomar, políticamente, caminos separados. Que uno estuviera en el PRI y el otro odiara al PRI, no generó problemas reales hasta que el PRI volvió a la Presidencia con Videgaray como uno de los autores intelectuales del retorno. La distancia se ahondó cuando el rival de Cordero dentro del PAN, su dirigente Gustavo Madero, apostó con Videgaray por el Pacto por México, que ha sido criticado y cuestionado por el senador. La encendida lucha dentro del PAN por la presidencia del partido ha provocado realineamientos políticos entre los azules. Si Madero se la jugó con Videgaray, ¿con quién podría acercarse Cordero? En el juego de balances, con el otro pilar del presidente Enrique Peña Nieto, su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. La pelea en el PAN problematiza una confrontación que vendrá en el equipo íntimo de Los Pinos, por más que se quiera negar o evitar, en el momento de las definiciones futuristas (al 2018, por supuesto). Pero mientras esa pugna fraternal no comienza, a Cordero le enviaron un mensaje cifrado desde la Secretaría de Hacienda, al filtrar hace un par de semanas a la prensa una investigación de su Unidad de Inteligencia Financiera sobre posible lavado de dinero del empresario José Susumo Azano, uno de los más beneficiados —con contratos— en el gobierno anterior, o mejor dicho, por algunos de los más cercanos al ex presidente Calderón. Así que, como se dice, quien se lleva, se aguanta.

TERCER TIEMPO. El hijo pródigo que se volvió trotskista. Pues no. Se los dijo una vez y se los volvió a decir. No entiendes Cuauhtémoc, pues que le vamos a hacer. Pero por lo pronto, el líder de la izquierda social, Andrés Manuel López Obrador, reiteró que no caminaría junto con los líderes fundadores del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, en la marcha contra la Reforma Energética. El ex líder del partido y dos veces candidato presidencial por el PRD, no está dispuesto a que su nuevo partido Morena, se junte con la izquierda parlamentaria, que él considera impura, aunque los motivos sean los mismos. La aparente mezquindad política de López Obrador tiene que verse bajo una óptica eminentemente política y nada moral. La actitud del zorro político tabasqueño apunta a agudizar las contradicciones dentro de la izquierda y llevarla al quiebre. La hipótesis corre por la vía de doblegar al PRD, destruirlo políticamente y en el sacrificio de ellos y Morena en las elecciones federales de 2015, resucitar en 2016 para iniciar la tercera gran marcha hacia 2018. López Obrador sabe que él solo vale unos ocho puntos porcentuales del voto, según los estudios de opinión, lo que para una persona es un capital político monumental. Nadie en la izquierda tiene ese imán electoral. La verdad es de Perogrullo hoy en día: cualquier candidato de izquierda requerirá de un partido que le brinde la estructura del aparato electoral, pero no cualquier candidato puede ser, como lo ha sido López Obrador, competitivo. Hoy el PRD tiene el aparato pero carece de candidato. López Obrador se tiene a sí mismo pero Morena no le alcanza. Necesita robarle militantes y estructura a su viejo partido y romper con ellos en este momento que, en un cálculo de tiempo, puede permitir la reconstrucción de una izquierda unida para dentro de cuatro años. Las apelaciones de los históricos del PRD para que marche con ellos los ha llevado a que López Obrador, como en algún momento el ex presidente Carlos Salinas, ni los ve, ni los oye.

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