Descripciones y perspectivas

El otro día fui a un concierto y afuera de la sala observé a una pareja peculiar. Una muchacha invidente caminaba tomada del brazo de un joven que le iba describiendo el entorno. No pude evitar la tentación de acercarme a ellos para escuchar al narrador. Su retrato del sitio era exacto y, por si fuera poco, estaba teñido de una fina coloratura. Este muchacho —pensé— sería un excelente reportero.

¿Pero qué pasaría si la muchacha invidente tuviera a su alrededor a varias personas con el mismo dominio de la lengua que le ofrecieran otras descripciones del mismo lugar? ¿A quién debería prestar más atención?

Una de las experiencias más interesantes para un lector es comparar en distintos periódicos las diferentes maneras en que se narra un mismo suceso. Uno confirma dos cosas con este ejercicio: que aunque los puntos de vista coincidan en el plano objetivo, siempre tienden a divergir en el plano subjetivo. Sobre este fenómeno se ha escrito mucha filosofía. No podría reseñar aquí las teorías que se han ofrecido para explicar este contraste, pero quisiera ofrecer un par de reflexiones sobre ello.

Uno de los momentos más memorables de la novela La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, es cuando la protagonista, Ana Ozores de Quintanar, desfila como nazarena por las calles de la ciudad de Vetusta (en realidad Oviedo) en una procesión religiosa. Clarín primero nos revela la cadena de pensamientos de Ana, luego describe la procesión y al final cede la voz a los habitantes de Vetusta que, apostados en los balcones, manifiestan su aprobación o su condena de la penitencia de la hermosa mujer. Ana va descalza. Sus pies blanquísimos son el centro de atención. Se oyen las voces de los espectadores. ¡Qué locura! ¡Va a enfermar por no llevar calzado! ¡Se ve bellísima! ¡Es una santa! ¡No es propio de una persona decente! Este episodio de la novela se nos queda tan grabado porque el autor no sólo describe los sucesos desde la primera y la tercera personas, sino porque además redondea la narración con un coro de segundas personas. En eso radica, en buena medida, la maestría del arte literario de Clarín.

Cada descripción del mundo está hecha desde un punto de vista. Aunque el suceso sea el mismo y sus manifestaciones sean comunes a todos, la descripción siempre está determinada por la persona que la hace e incluso por la persona a quien dicha descripción va dirigida. Por eso también podríamos añadir que cada descripción del mundo está recibida desde un punto de escucha peculiar y único.

La pluralidad de voces en el espacio público y principalmente en los medios de comunicación no es sólo una fortaleza de la democracia, también es una fortaleza de la metafísica. Como diría Leibniz, mientras más perspectivas haya, más realidad habrá en el universo.

guillermo.hurtado@3.80.3.65

Twitter: @Hurtado2710

Temas: