Salomónica solución la que se ha tomado para revertir la crisis ambiental en el Valle de México, provocada por la entrega de hologramas cero y doble cero, el año pasado, a 1.7 millones de automóviles que tenían holograma uno o dos. Las autoridades decidieron que a partir del 1 de julio los vehículos modelo 2005 y anteriores ya no podrán circular todos los días.
El coordinador ejecutivo de la CAMe, Martín Gutiérrez Lacayo, adelantó ayer que la ley de 2006 a la fecha obliga a que en México, todos los vehículos que se vendan tengan sistemas de diagnóstico (computadoras), por lo que al momento de la verificación vehicular los de modelos anteriores “tendrán forzosamente que pasar a rodillo (dinamómetros)”, que se busca eliminar.
Por lo que al no ajustarse a la nueva normatividad y al no ofrecer garantía de las emisiones que generan, no se les podrá otorgar holograma cero. Es decir, se regresa a como estaban las cosas antes de los amparos promovidos ante la Corte por el dirigente del PAN capitalino, Mauricio Tabe, que permitieron a 1.7 millones de coches circular todos los días.
A grandes males, grandes remedios.
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Destrabó la bancada del PAN en el Senado la discusión sobre la iniciativa de ley 3 de 3, al sumarse a la propuesta del PRI-PVEM que si bien obliga a los servidores públicos a presentar sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses, no cae en el exceso de obligar a sus parientes, hasta en cuarto grado, a hacer lo mismo.
La secretaria de la Comisión Anticorrupción, la panista Marcela Torres Peimbert, anunció ayer que su fracción parlamentaria flexibilizó su postura, que era más rígida en cuanto a los sujetos obligados, porque, recordó, incluso los promotores ciudadanos de la ley ya habían palomeado la iniciativa de priistas y verdes.
Por supuesto, el PAN no renunció a sus demandas más importantes, que son las que en verdad enriquecen la propuesta: aprobar un paquete integral de leyes que incluyan la creación de una fiscalía anticorrupción y reformas al Código Penal Federal, para castigar hasta con cárcel a los funcionarios corruptos.
Se retoma, pues, el camino de los acuerdos en el Senado.
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En un Manhattan chilango planea transformar Ricardo Monreal la delegación Cuauhtémoc que gobierna. Y no anda tan perdido, pues esa demarcación cuenta con la mayoría de los museos más importantes de la CDMX, rascacielos, barrios, teatros, cines, plazas, monumentos, 12 mil restaurantes, hoteles e innumerables espacios culturales.
Su plan es mejorar la movilidad a través de transporte público eficiente, para que sea “un lugar donde uno no necesite trasladarse en automóvil o el uso de carro sea mínimo”. Y algo muy importante: una inversión de cien millones de pesos para revitalizar cinco corredores, lo que incluye el rescate de parques y jardines que están en el abandono o invadidos por ambulantaje y otros grupos.
Monreal prevé que se sumen al proyecto desarrolladores, empresarios y autoridades de los gobiernos federal y de la CDMX. Porque quiere que la Cuauhtémoc sea “el lugar más importante de América”. Muy ambicioso, sí. Pero posible.
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