Celebrando el milagro de Israel, 68 años de un sueño hecho realidad

Esta semana celebramos el 68 aniversario de la independencia del Estado de Israel. Imagínense un país de la superficie del Estado de Hidalgo, con una población menor a la de la Ciudad de México, con sólo 8 millones de habitantes, sin agua y sin recursos naturales, con dos terceras partes de su territorio desérticas, rodeado de 22 países con más de 350 millones de personas, con los cuales no hay fronteras abiertas

ni intercambio.

Imagínense una vibrante democracia aislada en una región de países fallidos, regímenes autoritarios, violencia y extremismo. Una nación que ha tenido que enfrentar y superar cinco guerras e innumerables olas de terrorismo y que ha absorbido a millones de inmigrantes de más de 70 países del mundo.

Imaginen que este mismo país, en circunstancias tan adversas, ha producido ocho premios Nobel,

ha podido hacer florecer el desierto y producir más y suficiente agua, que ya se puede exportar. Hoy es hogar de nuevas compañías, permanentes innovaciones y nuevas tecnologías que superan a todos los países de la Unión Europea juntos, atrae el doble del capital de riesgo per cápita que el país siguiente —los Estados Unidos— y en 2015 presentó más solicitudes de patentes que todos los países latinoamericanos juntos.

De hecho, este país está hoy considerado un centro mundial de innovación y ha ganado el título de Start

up nation.

Mientras que todo el mundo se enfocaba en manera totalmente desproporcionada en el conflicto árabe-israelí (¡uno de los 54 conflictos bélicos en el mundo!), Israel se ha convertido paulatinamente en la más energética y ambiciosa incubadora y desarrolladora de la ciencia, la tecnología y la innovación que el mundo haya visto. Ningún lugar por superficie y ciudadanos está contribuyendo más que Israel a salvar, sanar y mejorar vidas en el mundo.

Israel ha tenido que hacer más con menos, optimizar lo único que tenía

—desarrollar su único recurso, el recurso humano—. Y hoy, Israel, es un pequeño gran país con muchas ideas y soluciones y con una voluntad de compartirlas y de cooperar con todos los países en

el mundo.

Es por eso que, a pesar de los problemas políticos que deben todavía resolverse, los países del mundo nos buscan.

En primer lugar, por la militancia islámica y el terrorismo que están amenazando a grandes partes del mundo y preocupando a todos.

Israel tiene la lamentable experiencia en la lucha contra el terrorismo y goza de información y tecnología que puede y quiere compartir con el mundo. La segunda razón por la cual nos buscan es para aprender cómo aplicar las tecnologías avanzadas de Israel en el desarrollo de la agricultura, el reciclaje de agua, salud, energía, computación, IT y más. Si este pequeño país que es Israel puede hacerlo, no hay razón por la cual los demás países no puedan también alcanzar estos logros.

En síntesis, tras los primeros 68 años de independencia de Israel,

—queda todavía mucho por hacer, mucho por mejorar y corregir—. Israel tiene problemas externos e internos. Israel comete errores, y quizás nadie es tan consciente de ello y tan autocrítico como nosotros, los israelíes.

Israel sigue anhelando la paz y seguirá luchando para alcanzarla. A pesar de todo hemos logrado firmar acuerdos de paz con Egipto y con Jordania e iniciamos un proceso de reconciliación y paz con los palestinos. Es todavía un proceso largo y difícil, pero, como todos estos hechos y logros nos muestran, nada

es imposible.

Hemos hecho realidad el sueño milenario del pueblojudío y hemos superado toda expectativa, con mucha fe y fervor y compromiso, y así hoy festejamos 68 años de independencia.

Seguimos creando y celebrando milagros como el Estado de Israel.

Excmo. Embajador de Israel en México

press@mexico.mfa.gov.il

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