La academia y el conflicto

Los síntomas de una Guerra Fría -con riesgos de convertirse en caliente- entre Rusia y Occidente van adquiriendo tintes alarmantes. Incluso llaman la atención de importantes sectores de la academia, en especial de think thanks ligados a las élites políticas de ambos bandos. Anticipando, en el papel, lo que bien pueden ser las agendas de Moscú, Washington o Bruselas en los próximos años.

Hace un par de semanas, un reporte de analistas rusos del Carnegie Center enfatizaba la fuerza que cobra en Rusia el enfoque denominado de movilización estatal. Entendiendo como movilización el conjunto de acciones coordinadas que, desde los altos niveles del estado ruso, activan diversos recursos políticos y capacidades militares para lidiar con un amplio espectro de amenazas a seguridad nacional.

Los expertos eslavos señalan en su informe cuan variadas son las amenazas percibidas por el liderazgo ruso: competencia por recursos naturales en el Ártico y Siberia, amenazas de adversarios regionales como Turquía, actos de terrorismo, políticas occidentales de promoción a la democracia leídas en clave de desestabilización y cambio de régimen. Frente a esto, los estrategas y diplomáticos de Moscú han desplegado un conjunto de medidas, que abarcan la alta y prioritaria inversión en defensa, el refuerzo de la coordinación entre las agencias de seguridad, la subordinación de las agendas socioeconómicas a seguridad a la centralidad de lo político-militar.

Desde el otro lado del mundo, expertos de Estados Unidos (Jakub Grygiel & A. Weiss Mitchell, The Unquiet Frontier: Rising Rivals, Vulnerable Allies, and the Crisis of American Power, Princenton University Press, 2016) están alertando sobre lo que denominan poderes predadores y revisionistas. Estos actores (Rusia, China a nivel global; e Irán y Norcorea, a escala regional) amenazarían los intereses y aliados de EU con una estrategia de tanteo que combina la iniciativa diplomática con pequeñas acciones militares. Poniendo un énfasis creciente en acciones más amplias y violentos, como la intervención rusa en Ucrania.

Al llamar la atención sobre la actual incapacidad de Washington para librar dos guerras y media, mientras confronta varios poderes nucleares, Grygiel y Weiss dicen que EU debe reorganizar y rearmar sus alianzas, a la vez que refuerza su poderío y despliegue militar, incluidas las armas nucleares.

Los nuevos contornos de la disputa Rusia-Occidente son difusos y cambiantes; pero, es claro que la apelación al recurso militar, la conformación de alianzas e incluso la recuperación de las armas atómicas como medios de defensa, presión y chantaje son hoy, como en la Guerra Fría, parte importante en esta conflictiva relación política.

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