Finiquitó el Presidente Enrique Peña el caso de la casa blanca, al demostrar que desde 2014 la Primera Dama, Angélica Rivera de Peña, canceló el contrato de compra-venta del inmueble, pero las disculpas ofrecidas por el titular del Ejecutivo no lograron colmar la sed de sangre que prevalece en los sectores más radicales de la clase política y la opinión pública.
Igual de honesto sería, sobre todo en el arte de la política, aceptar las disculpas de cualquier gobernante, sin que ello se traduzca en una sugerencia de cancelar los procesos administrativos o judiciales que estuvieran vigentes por el agravio. Ciertamente no es obligatorio admitir el perdón, pero de ahí al escarnio y oportunismo para golpetear a quien se ha abierto, hay una enorme diferencia.
Por eso extraña que una política de la talla de Margarita Zavala, que quiere ser presidenta del país, reste mérito al perdón que pidió el Presidente: “se le quitó de algún modo ese mérito cuando fue en razón de la percepción que teníamos los demás, y no en razón de un claro conflicto de interés”, dijo ayer en una reunión con empresarios de la Cámara Española de Comercio en México.
Sobre todo, extraña, porque su esposo, el expresidente Felipe Calderón, a la fecha no ha ofrecido ni un asomo de disculpas por los más de 120 mil muertos en su sexenio por la guerra contra el crimen, que lanzó y que sumió a México en una espiral de violencia ascendente.
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Presión psicológica hacia el Jefe de Gobierno, Miguel Mancera, aplica el líder de los senadores del PRD, Miguel Barbosa, con su campaña para que ese partido se alíe con AMLO para las elecciones del 2018.
Porque apenas el 11 de mayo pasado, el senador destapó a Mancera: “Hoy la única opción para que el PRD compita de manera real en el 2018 se llama Miguel Ángel Mancera. Si Miguel Ángel Mancera no es el candidato por el PRD al 2018, el partido estará a la deriva”, dijo ese día.
Ahora, tras la elección de Alejandra Barrales como nueva dirigente perredista, Barbosa dice:
“Debiera Andrés Manuel actuar con sencillez, sin arrogancia y decidirse. Para que él pueda llegar a la Presidencia de la República tiene que ir aliado con el PRD, entonces sí debe de ser una alianza que considere tener una coalición con Morena, pero una alianza en igualdad de condiciones, sin arrogancia y sin pedir condiciones a la fuerza política con la que se pretende aliar”.
Juega Barbosa sin el mínimo cuidado, pues apenas el 9 de junio pasado le dijo a Adela Micha que no veía una coalición con Morena porque “hay impedimento de la visión de su líder” y “López Obrador ha resuelto que no habrá coaliciones; no vamos a esperar para rogarle, pues Morena no es un partido de izquierda”.
Y si algo puede hundir a un político es la pérdida de congruencia.
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Integró la SEP a la CNTE a la revisión de la evaluación educativa que primero se pactó con el SNTE. Y ni así el magisterio radical frena sus bloqueos: ayer en Michoacán incendió en una carretera tres autobuses de pasajeros, que forman parte de 130 vehículos que mantienen secuestrados. Pero le siguen haciendo el juego.
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